No hay nada que hechice más que la carita de un bebé. Ahora, si el bebé en cuestión está comiendo, es lo máximo y yo diría: es de los grandes placeres que experimentamos las mamás (y los papás, y las tías, y las abuelas también). Cada vez que le damos a probar a un bebecito un sabor nuevo, la cantidad de muecas y caras que pone me dejan mesmerizada, por decir lo menos.
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Precisamente para medir la reacción de nuestros bebés frente a los sabores de los alimentos, Ella's Kitchen (La cocina de Ella) y Thrill Factory (La fábrica de emociones) crearon un aparato que mide las emociones de los niños una vez que prueban los alimentos.
Lo que hace este "emocionómetro" es medir, gracias a unos electrodos que le ponen a los bebés en sus piecitos, la reacción de los bebecitos cuando prueban sabores hasta ahora desconocidos, incluyendo limones, batatas, coco, zanahoria, canela y mango.
La reacción se mide por la respuesta de la piel, o lo mucho que sudan los bebés cuando se excitan, o lo mucho que abren los ojitos. Por supuesto hay sabores que provocan reacciones fisiológicas más fuertes. Levantan los brazos, arrugan la carita, hacen pucheros. Hay que ver el video, para darse banquete con estas preciosuras y sus gestos.
Al final nos queda claro que el sabor que definitivamente no les gusta es el ácido del limón y el que más les gusta es un apetitoso mango.
Imagen vía captura de vídeo
