Todavía recuerdo como si estuviera pasando en este instante lo devastada que me sentí cuando la terapeuta de mi hijo nos dijo que sólo deberíamos hablar inglés en casa. No sentía que tenía el derecho de pedirle a Dios que además de concederme el milagro de sanar su oído, también me ayudara a que aprendiera español.
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He pasado toda mi carrera en los medios hispanos, así que sé bien lo ventajoso que es hablar español. Pero, mi motivación es mucho más profunda. La verdad es que ¡es el idioma de mi corazón y me entristece cuando pienso en los que quiero, quienes por no hablar mi idioma quedan excluidos de "mi mundo". Cuando mi hijo Michael comenzó a hablar, -él pronunció sus primeras palabras casi a los 3 años de edad-, nosotros, a pesar de lo que nos había dicho la terapeuta, le enseñamos español. Mi marido siguió hablando inglés; pero, María, su amorosa niñera y la cuidadora principal, sólo hablaba español con él. Yo lo hacía de vez en cuando –en vez de hacerlo de forma habitual como aconsejan los especialistas-. Catorce años después entiende mucho de lo que se dice en español, pero no es tan eficiente como mi hija Carolina quien tiene 18 años.
Ella habla, lee y escribe español con tanta eficacia como lo hace en inglés. Y aunque me gustaría llevarme los créditos de su calidad de persona bilingüe, debo reconocer que la razón más importante por la cual es perfectamente bilingüe es porque tuvo la suerte de participar en un programa que ofrece el sistema escolar de New Rochelle, en Nueva York. El programa comienza en el jardín de infancia y continúa hasta el octavo grado. Dicho programa, se extiende a lo largo de 9 cursos escolares y, además de favorecer el bilingüismo y capacitar a sus estudiantes en la comunicación oral y escrita en ambos idiomas, también promueve el biculturalismo.
La mitad de los niños que se beneficiaron de este programa eran mitad predominantemente de habla hispana y la otra mitad, predominante anglos. El plan de estudios fue de 50/50 español e inglés.
Cuando a mi hijo le toco entrar al jardín infantil el programa se había hecho tan popular entre los no-latinos que él no pudo entrar pues había un sistema de lotería en el cual no salió sorteado.
¡Estoy convencida de que toda nuestra nación se beneficiaría enormemente por medio de estos programas que promueven el bilingüismo y el biculturalismo! Entiendo que no pueda ser apropiado para todos los niños. El programa funciona mejor con los niños que son evaluados y calificados término medio o nivel más alto en sus habilidades de lectura y escritura en inglés. Para esta nación que es cada vez más multicultural, especialmente entre los jóvenes , el bilingüismo y el biculturalismo pueden ser la fuente de renovación y el crecimiento!
Imágenes vía Lucía Ballas/ Alicia Civita/Johanna Torres