Mi hijo mayor solía jugar fútbol de adolescente y aunque él no era tan mal jugador, su equipó era pésimo. Muy pocas veces ganaron un juego, pero siempre se les hacía ver que ganar no era importante con tal de que pusieran todo de su parte. Es por eso que, al finalizar cada temporada, había una ceremonia en la que se le entregaba un pequeño trofeo a cada jugador por su esfuerzo.
A mí siempre me pareció la cosa más ridícula del mundo. ¿Cómo es eso de que tu equipo no gana ni uno de los 10 juegos de la temporada pero aún así recibes un trofeo? ¿Qué clase de mensaje le estás mandando a los niños al hacer algo así?
Lee más en ¿Qué más?: ¿Acaso el segundo hijo es como plato de segunda mesa?
Simple, les estás impidiendo que entiendan lo que es el fracaso, les estás diciendo que son tan frágiles que no pueden lidiar con lo que se siente cuando uno no tiene éxito.
Pasa exactamente lo mismo cuando los padres se involucran demasiado en los estudios de sus hijos y se quejan con los maestros cuando les dan una mala calificación. O cuando los padres le ayudan a los hijos a hacer la tarea o algún proyecto y terminan prácticamente haciéndola por ellos.
Muchos padres creen que este es su deber, pero están totalmente equivocados. Nadie está diciendo que te desentiendas y no cuides de tus hijos, pero de ahí a sobreprotegerlos al punto que haces absolutamente todas las decisiones por ellos, hay un buen trecho.
La verdad, no entiendo por qué las cosas han cambiado tanto de una generación a otra. Mi mamá jamás se tiró al piso a jugar conmigo, para eso estaban mis hermanos, y estoy segura que jamás se sintió culpable por eso. Se aseguraba que hiciéramos la tarea, pero muy rara vez se sentó a mi lado para hacerla conmigo. Además, en su vida se le hubiese ocurrido ir a quejarse con la maestra si me iba mal en un examen. Al contrario, me hubiese castigado y ¡ay de mí que me volviese a ir mal en la escuela!
Es por eso que cuando llegué a este país a los 14 años, no tuve que depender de mi madre (ni de mi padre) para sobrevivir en el sistema escolar público y sobresalir. Siempre me sentía apoyada por mis padres, pero jamás sentí que sin su ayuda no podía lograr mis metas. Tristemente, dudo que muchos jóvenes de hoy puedan decir lo mismo.
Ten más confianza en las habilidades de tus hijos y deja que solos aprendan que fracasar no es el fin del mundo sino más bien parte del proceso para llegar al éxito.
Imagen vía Facebook