Creo que no hay dilema más difícil que el que enfrentamos las mujeres divorciadas con hijos, cuando se trata de escoger a quien será nuestra próxima pareja. Cuando se tienen hijos, el bienestar de los chiquitos es nuestra prioridad y la anteponemos a nuestros deseos y necesidades.
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Hace poco, comentando mi post sobre cómo el hecho de volver a tener pareja ayuda a tus hijos a madurar, una mamá latina afirmaba que ella había optado por quedarse sola. Soy de las que cree que además de mamás somos mujeres y que si somos felices como individuos, pues nuestros hijos se benefician de esa felicidad.
A diario me enfrento al dilema de si la persona con quien estoy compartiendo será la adecuada para mis hijos. Y entonces también pienso en si se trata del compañero adecuado para mí.
Ocurre que como cualquier mamá latina soy de las dice "mis hijos primero". Pero también sé que algún día mis hijos se irán y que debo pensar no en "el futuro" en general, sino en "mi futuro", en particular.
Como mamás latinas tendemos a sacrificarlo todo por nuestros hijos. Eso hicieron nuestras abuelas y nuestras mamás y de alguna manera los mismo se espera de nosotras. Pero además de esa herencia, que llevamos con orgullo, como madres estamos en el deber de proteger a los más pequeños que terminan siendo los más débiles.
Por eso entiendo que algunas mamás divorciadas como la mamá latina a quien me referí más arriba, nunca vuelvan a casarse y se dediquen por entero a los hijos. Creo, sin embargo, que no tiene sentido "enterrar" el hecho de que además de mamá somos mujeres y como tal tenemos el derecho de rehacer nuestras vidas y ser felices.
Tal vez deberíamos dejar de ponernos nosotras mismas frente al dilema: nuestros hijos o nuestra pareja, y ver las relaciones familiares, como sistemas que interactúan entre sí: por una parte está el sistema madre e hijos, por otro el sistema mujer y su pareja y por otro la interacción entre esos dos sistemas.
Soy de las que cree en la fuerza del cariño, en el poder del amor. Cuando un hombre quiere a una mujer hará lo que esté a su alcance para hacerla feliz. A lo mejor no es momento de casarse. A lo mejor es momento de convivir por un tiempo. A lo mejor hay que ceder un poco. No creo que sea saludable para nuestros hijos anteponer sus deseos a todo y sobre todo no creo que sea saludable olvidarnos de la mujer que habita en nosotras.
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