Amiga, presta atención y más importante aún: vamos a correr la voz. Los resultados de este estudio hecho en Australia, me dejaron, como diría mi abuelita, con los ojos claros y sin vista: las mujeres embarazadas que comen comidas altas en grasa y azúcar pueden estar creando en sus úteros verdaderos adictos a la comida chatarra.
Como lo oyes. La comida chatarra tiene el mismo efecto en la química del cuerpo humano que el opio, la heroína y la morfina y los antojos por papas fritas, las sodas, las hamburguesas con queso, las pizzas o los pedacitos de pollo empanizado frito son una adicción como cualquier otra.
Lee más en ¿Qué más?: 5 Cosas que toda mujer debe hacer antes de embarazarse
El estudio, conducido por investigadores australianos, sugiere que las mujeres embarazadas que consumen regularmente comida chatarra en realidad están trazando un patrón que puede causar cambios en el desarrollo del cerebro de los niños por nacer.
Este cambio hace que los bebés sean menos sensibles a los opioides que se liberan cuando comen alimentos que son altos en grasa y azúcar, lo que se traduce en una mayor tolerancia y necesidad de comer más para sentirse satisfechos.
Lo que demuestra este estudio es que la adicción a la comida chatarra es tan seria como la adicción al alcohol y otras drogas. Y aunque cueste decirlo, lo cierto es que cuando comemos comida chatarra durante el embarazo, lo que hacemos es traer al mundo a más adictos a este tipo de "alimentos".
Imagen vía Thinkstock
