Aceptar que mi primera hija tenía que nacer por cesárea no fue fácil, ya que yo había planificado tener un parto natural y juraba que me había preparado para lograrlo. Una de las razones por las que yo no quería una cesárea es porque hay muchos beneficios para los bebés al nacer a través del canal de parto. Un nuevo estudio ha descubierto que uno de esos beneficios es la protección contra ciertas condiciones médicas. Según los investigadores, los bebés que nacen por cesárea son más propensos a padecer asma y alergias.
Y ahora me da más rabia que nunca no haber podido dar a luz naturalmente a mi hija mayor porque la pobre sufre tanto de asma como de alergias.
Según el estudio, los bebés que nacen por cesárea no reciben las mismas bacterias que aquellos que nacen naturalmente y, aunque amamantar puede ayudar, el hecho es que la manera en la que nacen los bebés tiene mucha influencia sobre su salud futura.
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Aunque mi cesárea no fue de emergencia, después de pujar más de tres horas sin progreso, mis parteras me sugirieron que era la mejor opción y que seguir intentando un parto natural podía poner en riesgo la vida de mi hija y la mía. Y si bien es cierto que en muchos casos las césareas salvan vidas, también es cierto que muchas madres deciden dar a luz por cesárea por razones que yo todavía no entiendo.
Ojalá que este nuevo estudio haga que más mujeres embarazadas cambien de parecer, porque no hay nada más horrible que pasar noches en vela viendo a tu hija sufrir cada vez que trata de respirar por culpa del maldito asma.
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