Fin de mundo. La maestra de una niña de 8 años, con necesidades especiales, tuvo la "brillante" idea de "asegurarle" los zapatos y medias con cinta adhesiva. Sí, como lo oyes: con cinta adhesiva y cuando la víctima llegó a su casa en el bus de la escuela, casi no podía caminar de lo apretada que estaba la cinta.
Ahora los padres de Shaylyn Searcy, una pequeña con síndrome de Down, están demandando una explicación. Yo por mi parte me pregunto qué hace una maestra con duct tape en un salón de clases y especialmente en un aula donde hay niños con necesidades especiales. Y voy más allá: qué clase de maestra es la que hace semejante barbaridad en los Estados Unidos de América y en pleno siglo XXI.
Lo que te estoy contando ocurrió esta semana en la escuela primaria Westlake de Indianápolis, en Indiana. Y la pequeña Shaylyn llegó a su casa diciéndole a su mamá que sus piececitos le dolían. La niña, que no entendía porque le había pegado los zapatos a su cuerpo con cinta adhesiva, dijo que había sido una de sus maestras.
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La verdad es que yo tmapoco no entiendo esta clase de pedagogía "moderna". Puedo entender que a veces nuestros niños sean difíciles de manejar. Puedo entender el reto que significa atender y enseñarle a un niño con necesidades especiales. Puedo tener que tengamos un mal día. Pero pegarle los zapatos con cinta adhesiva a una niña con síndrome de Down, me parece un acto de crueldad que debe ser castigado.
Los papás de Shaylyn regresaron a la escuela con la niña ese mismo día. Les tomó poco más de media hora quitarle los zapatos a la niña y l__os adhesivos le dejaron marcas en su piel__.
Buscaron apoyo del grupo Child Advocacy Center y el Departamento de Servicios Infantiles abrió una investigación. La maestra fue suspendida. Lo que si está claro es que lo que le pasó a la pequeña Shaylyn le puede pasar a cualquiera y pareciera que las escuelas tienen libertad para aplicar castigos en los que evidentemente, como en este caso, se extralimitan. En mi opinión, la política debería ser que cada niño, no importa si tiene necesidades especiales o no, sea tratado con respeto a su dignidad humana.
Doy gracias a Dios porque mis hijos han tenido maestros extraordinarios. Pero hace un par de un años tuvimos una experiencia terrible en California con una maestra que usaba una regla para golpear el escritorio y también gritaba en clases. Como no tuvimos suerte con las quejas que pusimos en la dirección del colegio e incluso en el distrito escolar, terminé poniendo a mi hijo en una escuela privada.
Ahora que vivimos en el Sur de Florida, tenemos la buena fortuna de que van a una escuela chárter, una de las mejores de nuestra ciudad y si algo aprecio es la atención a los detalles que profesa todo el personal, desde la directora que es una generala, hasta el señor de seguridad.
Por eso no salgo de mi asombro y horror con lo que le pasó a la pequeña Shaylyn. Sus padres ya la retiraron de esa escuela y ojalá este caso no quede aquí. Ojalá que lo que le pasó a Shaylyn sirva para parar los abusos que vemos a diario. Yo digo como decimos en Venezuela: con mis hijos no te metas.
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