Pocos minutos al día pueden marcar la diferencia en el gusto de tu hijo por leer o no. Si quieres que tu hijo entre 3 y 5 años comience a conocer el mundo de los libros y los personajes de todo tipo que abundan en sus historias y textos, a esa edad, menos puede ser más.
Sí, 15 ó 20 minutos al día pueden ser suficientes al enseñarle a tu hijo ese hábito tan importante en su etapa pre, post escolar. Sí, así tal cual, pocos minutos al día puede ser el comienzo de una larga y placentera relación al leer. Forzar la situación y querer alargarla puede al contrario dificultar las cosas.
En esos años, cuando el niño comienza a relacionarse con los textos lo importante no es el tiempo sino la calidad del tiempo. Se trata de crear un momento especial en el que tu hijo perciba una atmósfera agradable, un tiempo divertido en el que conoce historias de todo tipo, aprende vocabulario mientras la pasa súper bien contigo. Busca un lugar cómodo, un mueble que le guste, sillón o en su cama antes de dormir. Por supuesto, bien iluminado y que comience la aventura. Lean la historia o parte de ella pero no te quedes allí.
Comenta con tu hijo, pregúntale que le pareció, si le gustó. Opina, invítalo a que opine. Así no sólo se enriquece la lectura sino que tu hijo desde pequeño aprende a ser un lector activo. Mientras disfruta y aprende. Demuéstrale entusiasmo, hazle sentir que es algo buenísimo lo que acontece en esos minutos y crea ese momento especial.
Esos pocos minutos al día le van a ir sentando las bases de buen lector. Si tu hijo te pide leer un poco más de tiempo al día, excelente, pero si te pide leer sólo unos 15 ó 20 minutos y ves como se va cultivando esa práctica y que le gusta, estás permitiéndole que el marque su ritmo y tiempo para leer. Lo importante es que tu hijo va a asociar la lectura con algo placentero y positivo lo que lo va ayudar a fortalecer su práctica.
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