Estoy segura que ser maestra de una escuela media puede volver loco a cualquiera, especialmente si tienes un grupo de estudiantes que siempre está causando problemas. Pero hay cosas que no se dicen ni de broma. Y la maestra de octavo grado, Jacqueline Baffoni, quien hasta el verano pasado enseñaba en una escuela pública de Nueva York, lo debió haber sabido. Pero según investigadores escolares, harta del mal comportamiento de alguno de sus estudiantes que no se callaban la boca, Baffoni hizo un comentario acerca de las ganas que tenía de acuchillar a los muchachos. Al parecer, la maestra guardaba un cuchillito para frutas en el cajón de su escritorio.
Entiendo que el pensamiento le pueda haber pasado por la mente en un momento de frustración, pero metió la pata fuertemente al haber dicho lo que pensaba en voz alta.
Baffoni niega haber dicho tal cosa, pero más de un estudiante corroboró que sí lo dijo y que además hizo referencia al cuchillo en su escritorio.
La maestra perdió su trabajo al terminar el año escolar y yo no puedo más que preguntarme, ¿qué hubiese hecho yo si Baffoni hubiese sido maestra de alguno de mis hijos y les hubiese dicho algo así?
Estoy segura que no hubiese estado nada contenta con la actitud de la maestra. Y, a decir verdad, me hubiese preocupado un poco–o más bien dicho, bastante–si la maestra de uno de mis hijos hubiese dicho algo similar. Por otro lado, ¿cuántos pensamientos locos no tendré yo que nunca digo en voz alta y no pasan a mayores?
Imagen vía yum9me/flickr
