Recuerdo bien el caso de Shaw Russ aunque fue hace 20 años por lo impactante que fue cuando se convirtió en el primer niño que cortó los lazos con sus padres legalmente. En pocas palabras, se divorció de sus padres, después de que lo abandonaron. Su madre lo había tenido a los 18 años y Shawn–cuyo nombre original era Gregory Kingsley–había sido criado por su padre, quien era alcohólico, después de que ellos se divorciaron. Luego de que su padre agrediera a su novia, a Shawn lo mandaron a vivir junto a su madre y sus dos hermanos menores. Pero la madre de Shawn no pudo con la responsabilidad y terminó abandonándolo.
George Russ, un abogado que aboga por los derechos de los niños, lo quiso adoptar, pero su madre biológica dijo que lo quería de vuelta y así fue como comenzó la batalla legal.
Con tan sólo 12 años de edad, Shawn logró "divorciarse" de sus padres y fue adoptado por George Russ, quien ya tenía ocho hijos. Lamentablemente, no todo fue color de rosa después de eso. A Shawn se le hizo muy difícil acostumbrarse a su nueva realidad, a su nueva familia y sus costumbres. Tuvo una adolescencia muy difícil y muchos problemas con drogas que usaba para tapar su depresión. Por suerte, su nueva familia siempre estuvo a su lado.
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Aunque ahora que ya han pasado 20 años y Shawn tiene 32 años ha logrado superar sus problemas y dice sentirse más feliz que nunca, admite que se arrepiente de no volver a hablar nunca más con su madre biológica y de no tratar de reconciliarse con ella antes de su muerte en el 2006. "Ella me amaba… era un ser humano y cometió errores", le dijo Shawn a la revista People.
No me puedo ni imaginar la vida que debe haber tenido Shawn de niño para que haya sentido que tenía que divorciarse de sus padres. Pero me alegra saber que, después de todo su sufrimiento, hoy en día es feliz.
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