No hace mucho, mi hijo Santiago estaba caminando por la casa con un carterita morada con brillos que había encontrado en el cuarto de su hermana. Había puesto un montón de carritos y un teléfono celular viejo adentro y cuando mi mamá lo vio, casi se muere. "Los niños no jueguen con carteras, Santiago", le dijo. Y él la miró como estuviese loca, pero le hizo caso. Yo ni me metí porque ¿cuál es el punto en tratar de hacer entender a mi madre que nada de eso importa? Tan pronto como mi mamá se fue, Santiago fue a buscar la carterita morada y continuó jugando con ella.
Mientras me a mi me importa un bledo si los juguetes con los que juegan mis hijos se supone que son para un niño o una niña, sinceramente, no entiendo el propósito de que las campañas de mercadeo para éstos sean neutrales en cuanto a género.
Por eso me parece completamente innecesaria la petición de una jovencita de 13 años pidiéndole al fabricante de juguetes Hasbro que su Easy-Bake Oven esté más orientado hacia varones. Sé que esto me va a hacer que suene como la mamá más políticamente incorrecta del país, pero eso no cambia lo que siento.
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Mckenna Pope ha iniciado una petición en línea en un sitio llamado Change.org pidiéndole a Hasbro que cambie sus anuncios para que su hermano de 4 años se sienta cómodo pidiendo el juguete que tan desesperadamente quiere para Navidad.
La verdad es que si mi hijo Santiago–quien tiene 3 años y a quien también le encanta cocinar– quiere un horno Easy-Bake, se lo compraría sin ningún problema alguno, independientemente de su color o las imágenes que aparecen en la caja en la que viene. En el preescolar al que asiste–al igual que en casa–mi hijo tiene libre albedrío para jugar con cualquier juguete que desea. Lo he visto jugar con muñecas del mismo modo que juega con dinosaurios y camiones. Lo que estoy diciendo es que a él le importa poco lo que la empresa de juguetes–o la sociedad–dice en cuanto a los juguetes con los que debe jugar.
Mi hijo sabe que está bien que los niños cocinen porque ve a su papá hacerlo todo el tiempo. Al final de cuentas, predicar con el ejemplo es mucho más importante porque los niños aprenden imitándonos. Así que deberíamos, más bien, solicitar que más padres se deshagan de los estereotipos basados en género en sus propias casas, porque a menos que eso cambie, realmente no importará si las compañías deciden hacer lo que esta adolescente está pidiendo.
Imagen vía Michael Bentley/flickr