Estoy harta de enterarme que nuevamente una maestra ha sido acusada de hacerle una crueldad a sus estudiantes. Nunca me cansaré de decir que el trabajo que hacen los maestros es uno de los más sacrificados y que verdaderamente tiene que ser una vocación ya que no cualquier puede ser maestro. Por eso es que me enloquece ver que alguien que está a cargo de la educación de nuestros hijos tenga la osadía de humillarlos y maltratarlos como presuntamento lo hizo Summer Larsen, una maestra en Idaho.
Al parecer, la maestra de cuarto grado dejó que algunos de sus estudiantes le pintaran la cara a sus compañeros por no leer lo suficientemente rápido.
¿Cómo se le puede haber ocurrido hacer algo así? ¿Acaso no entiende el impacto de sus acciones?
Lee más en ¿Qué más?: Yo también estaría furiosa si la maestra de mi hijo lo llama 'tonto y estúpido'
Los maestros se pasan la mayor parte de su día con nuestros hijos. A veces conocen cosas de ellos que nosotros ni nos enteramos. Para muchos niños, los maestros son sus primeros modelos a seguir. ¿Imagínate entonces como se habrán sentido esos niños a quienes se les pintaron las caras?
Y, ni hablar, del mensaje que todo esto le debe haber mandado no solamente a las víctimas sino a los "agresores". Es como si Larsen les estuviese diciendo que está bien acusar y burlarte de alguien porque no hace las cosas tan bien como tú. ¡Qué locura!
La mayoría de los padres de familia cuyos hijos están involucrados en este caso están furiosos, pero hay otros que apoyan a Larsen y dicen que es una excelente instructora. A mi se hace que alguien que castigue a sus alumnos dejando que sus compañeros les pinten bigotes, barbas y nombres en sus caras deja mucho que desear en cuanto a sus habilidades docentes.
Imagen vía Editor B/flickr