Esta es una gran historia de cómo no se necesita hablar el mismo idioma para poder socorrer a alguien. Una mamá estaba caminando hacia la parada del autobús con su hijo de 2 años cuando vio a una mujer embarazada que evidentemente necesitaba ayuda. Aunque se dio cuenta que ni la mujer ni su mamá hablaban inglés, Emily Brewer no dudo en brindar su ayuda. Al parecer, a la mujer embarazada se le había roto la fuente y su bebé vino al mundo más rápido que volando. Y es que, según Brewer, la mujer hispanohablante, prácticamente exhaló y el bebé cayó en sus pantalones.
¿Te imaginas esa locura? Y pensar que tantas de nosotras tenemos trabajos de parto que duran horas y horas.
Inmediatamente después, Brewer llamó al 911 y siguió las instrucciones de la operadora paso a paso, limpiando al bebé con la bufanda de la mamá y usando el cordón de su zapato para atar el cordón umbilical. Y todo esto sin poder intercambiar ni una palabra. ¡Qué maravilla de mujer!
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La ambulancia llegó unos cuantos minutos después y se llevaron a la nueva madre y su bebé al hospital. La experiencia, que duró unos 10 minutos según Brewer, fue rápidísima y algo que jamás se olvidará. Su hijito probablemente no se acuerde de nada cuando crezca, pero estaba paradito al lado de ella durante todo el proceso, dijo Brewer.
¡Qué pena que estas dos mujeres no se pudieron comunicar! Estoy segura que la mamá nueva tiene mucho que decirle y agradecerle a Brewer. Suerte que todavía existe gente buena y dispuesta a ayudar en este mundo.
Imagen vía Daquella manera/flickr