Casi mataron de hambre a su hijo de ocho años

Miles de veces he escuchado hablar del mal de la página en blanco. En ocasiones periodistas y escritores se quedan sin palabras. No hay manera de decir lo que quieres y eso, justamente me acaba de pasar. Y es que tengo tanta rabia, tanto dolor que sencillamente se me nublaron los pensamientos al punto de que ni siquiera sé por dónde voy a comenzar. Me siento impotente y desconcertada al leer que una pareja le desgració la vida a su hijo adoptado de ocho años, haciéndolo pasar hambre.

El pequeño  un poco más de 34 libras, la mitad de lo que debería ser el peso normal para su edad y la desnutrición le causó daños cerebrales y cardíacos, así como atrofia muscular y ósea. Inaceptable. Punto y final.

Los ilustres seres humanos, llamados Mona y Russell Hauer, son residentes de North Mankato, Minnesota. Una vez más no estamos hablando de Darfur, ni de que las condiciones socioeconómicas del país empujaron a los padres a descuidar la alimentación del pequeños. ¡No!, se trata de un par de psicópatas que drenaron todas sus frustaciones en un niño al que se comprometieron a proteger y a amar.

El par de diamantes  encarnados solamente le daban líquido al niño, a quien además obligaban a dormir en un sótano, en cuya puerta pusieron una alarma para evitar que el pequeño "robara" comida. Además, de otros detalles como que la criaturita tenía que hacer sus necesidades en una bacinilla que él mismo debía asear diariamente.

Quieres más, pues el daño óseo llega al punto en el que sus huesitos están tan débiles que hace fracturas espontáneas. Supongo que se deshacen como arenilla por falta de nutrientes.

Los Hauer – que en español rima con jauría- tenían otros niños en casa: dos hermanitos del menor, a quienes también adoptaron y otro hijo a quien ellos concibieron. ¿Por qué ensañarse con un niño de esta manera tan brutal?

El pequeño les dijo a las autoridades que hacía mucho que no se cepillaba los dientes porque esa era la única manera en que pensaba que podría resaborear la comida y que no sabía cuándo iría a comer de Nuevo, al igual que le confesó a los doctors que aprendió a provocarse náuseas para reingerir los alimentos. No tengo comentarios.

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