La historia de, Rio Smedley, un chiquito de dos años de edad, que murió el mes de abril, como consecuencia de las 91 heridas que le causó el novio de su madre, Daniel Rigby, me dejó con el estómago revuelto y el alma hecha pedazos. Y es que, no puedo entender, cómo un ser humano puede ser capaz de hacerle tanto daño a un inocente angelito, que no puede ni siquiera defenderse por sí mismo. Y por otra parte, no dejo de cuestionarme, por qué su madre, Kirsty Smedley, permitió que le pasara esto a su niño.
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Y es que, aunque según un informe del Daily News, la madre también pudo haber sido víctima de abuso por parte de su pareja; creo que ésta debió haber advertido, el peligro de vivir con una persona tan violenta. Entiendo que muchas veces, no es tan fácil salir de una relación llena de abusos, pero creo que cuando tienes un hijo, debes ponerlo a él en primer lugar, protegiéndolo de todo lo que pudiera poner en riesgo su vida.
Eso es precisamente, lo que tiene a Smedley, con problemas ante la justicia, pues se le ha acusado, de no haber protegido a su hijo. Y es que, según el informe de la policía, el día de los hechos, ella llamó a la policía cuando encontró el cuerpo de Rio, en su casa y le dijo al personal de emergencia que el niño se había caído de las escaleras y se había golpeado en la cabeza. La realidad, era que el pequeño, había sido golpeado por Rigby, tantas veces en el abdomen, que su hígado se desangró y murió más tarde en el hospital.
Lo más triste, es que, probablemente, se pudo haber evitado esta tragedia, ya que según este informe; un mes antes de la muerte de su hijo, Smedley, llamó a la policía para que detuvieran a Rigby por abuso doméstico, por lo que se le prohibió estar cerca de ella, pero luego ésta retiró los cargos y el trágico final ya lo conocemos.
En fin, aunque el juicio continúa y aún no se conoce la sentencia, que se le aplicará a la pareja, espero que Rigby, pase el resto de sus días tras las rejas, pues lo que hizo a este angelito no tiene perdón. En cuanto a la madre, sólo deseo que se le dicte una sentencia justa, pues al final de cuentas, ella también fue una víctima más de toda esta situación y no dudo que su alma y su conciencia, ya la estén haciendo pagar con creces, su terrible error.
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