Harta de escuchar casos de tantas madres desesperadas o inestables que deciden acabar con la vida de sus criaturas, cuando me enteré del caso de Kendra Meaker, lo primero que me pasó por la mente fue: "por lo menos no la mató". Suena horrible decirlo, pero es verdad. Meaker, una jovencita de 19 años abandonó a su bebita recién nacida en un lugar remoto la semana pasada y después llamó a la policía a decir que alguien se la había robado de su carro mientras ella estaba en el correo mandando un paquete.
La policía se lanzó a la búsqueda avisándole a la comunidad sobre la bebita a través de una Alerta Amber. Pero, por alguna razón, la policía no estaba muy segura que Meaker decía la verdad.
Cuando el FBI se unió a la búsqueda, comenzaron a cuestionar a Meaker hasta que ella misma admitió que había abandonado a su bebita cerca a una carretera rural en las afueras de la ciudad. Doce horas después de que la dejara solita, dos voluntarios encontraron a la bebita donde Meaker la había abandonado. Por suerte, aunque lloraba desesperadamente, todavía estaba viva.
Aún no se sabe porque Meaker, quien también es madre de una bebé de 11 meses, puede haber hecho algo así, pero yo sigo insistiendo que por lo menos la criaturita está viva. Después de ser llevada a un hospital para recibir atención médica, la bebita está bastante bien.
Nunca entenderé que lleva a una madre a hacerle daño a sus propios hijos. En este caso, lo único que me puedo imaginar es que esta jovencita debe haber estado pasando por un momento muy difícil, considerando su edad y el corto tiempo que pasó entre sus dos embarazos. Lo más probable es que tenga depresión posparto, lo cual demuestra lo fuerte que puede ser esta condición.
Imagen vía Kendra Meaker/facebook