Brianna Demato, una estudiante bisexual de 15 años, no vio nada de malo en ir a a la escuela con una camiseta roja con blanco con un logo similar al de la Coca-Cola que dice "I like Vagina" que en español sería "Me gusta o disfruto las vaginas". Pero, al darse cuenta, el personal admistrativo de su escuela le pidio que se cambiara de inmediato. Al negarse, la mandaron de vuelta a casa. Ahora, tanto Brianna como su mamá, Cathy Demato, están indignadas y han acusado a la escuela de violar su derecho a la libertad de expresión protegido por la Primera Enmienda.
Aunque como periodista defiendo hasta la muerta la libertad de expresión, como madre me he quedado helada con la reacción de Cathy Demato. Me parece genial que sea una madre que apoya a su hija y la alienta a sentirse segura de sí misma y cómoda con su orientación sexual, pero estamos hablando de una jovencita de 15 años, no de una mujer adulta, hecha y derecha.
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Creo que Demato le debería enseñar a su hija que hay un lugar y un momento para todo en la vida y que la escuela no es un lugar apropiado para ponerse una camiseta como la de ella. Aquí no tiene nada que ver la libertad de expresión, sino la falta de consideración y respeto por el lugar donde se supone que los niños van a educarse y no a revelarle a los cuatro vientos sus preferencias sexuales.
Por último, no me puedo imaginar ni por un minuto que yo dejaría a mi hija de 15 años salir de la casa con una camiseta que dijera "Me gustan los penes", por ejemplo. ¡Ni para ir a la escuela ni para ir a ningún lado!
