Esclavizan a su hija sexualmente por obtener mejor posición económica

¿Indignación, vergüenza? La noticia de que en República Dominicana el diputado perredeísta por Santiago Rodríguez, Ramón Antonio Fernández Martínez (Papo), fue condenado por la Suprema Corte de Justicia a un año de prisión en la cárcel de Najayo, por sustraer a una menor de 14 años, abre una vieja herida social y pone en alerta a la sociedad.

¿Cómo un espécimen de esta categoría llegó a ocupar un puesto político? ¿Cómo una sociedad puede involucionar hasta tal punto que capítulos como este puedan revivirse? ¿Hasta dónde puede llegar la ignorancia y el abuso de poder?

Las interrogantes cuelgan de un punto peligroso y nada seguro. Es conocido que en la  llamada "Era de Trujillo", __las familias de procedencia muy pobre vendían a sus hijas sexualmente a cambio de múltiples favores que podían ir desde dinero hasta la seguridad de mantener la simpatía de Trujill__o o una posición privilegiada en el estrato social y político. Aquella historia parece reeditarse en pleno 2012 y ante la mirada asombrada de la sociedad dominicana.

Según declarara en audiencia la joven, que ahora tiene 20 años, comenzó a salir con Papo en el año 2006, bajo la promesa de que recibiría una casa amueblada, el pago de sus estudios, la manutención y un negocio para sus padres. Incluso, llegó a recibir la patética prueba de 150 ladrillos como prueba  de que el político le construiría una vivienda.

Ahora, luego de que los padres de la joven decidieran demandar a Papo por incumplimiento de su promesa, se ha desatado el escándalo como una espada de Democles en la espalda de una sociedad que hace una parada para mirarse hacia adentro .

Posiblemente este sea sólo un aviso más de la necesidad de políticas educacionales adecuadas, de que prime la intención de los gobiernos de implementar mecanismos que eleven el nivel de sus pueblos.  Sólo así escenas como estas serán cada vez más espaciadas.

Imagen vía Ira Gelb/flickr