No podemos ocultarles a nuestros hijos que vivimos en un mundo peligroso

Después de que la masacre en Colorado estuviera en la boca de todo el mundo el día viernes, mi hija, de 7 años, me despertó el sábado preguntándome si podíamos ir de nuevo al cine. Me quedé sin palabras al ver su carita de susto y sus ojitos buscando respuestas a sus preguntas. No me puedo imaginar qué era lo que estaba dando vueltas en su cabecita para haberse despertado pensando en eso. Pero estaba segura de que mi hija necesitaba respuestas honestas y claras. 

Debo admitir que aunque mi deseo en estos momentos es de no ir a ver una película al cine, la realidad es que la amenaza no es el cine, la amenaza puede estar donde quiera.  La semana pasada fue en un cine, el año pasado fue en una escuela, hace dos años fue en un hospital. C__omo madre, siempre estoy pendiente de mi seguridad y la de mi familia,__ y si pudiera mantenerlos en una burbujita a prueba de golpes estaría mucho más tranquila.  Pero la realidad es otra, no podemos encerrarnos con el propósito de que no nos pase nada.   

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Es un momento como éste, como madre no puedo imaginarme el dolor que siente cada una de las familias afectadas por esta tragedia, tanto la familia de las victimas como la familia del responsable de este sufrimiento.   

Esta situación me lleva a reflexionar que debemos viivir día a día como si fuera el último en nuestras vidas. Nos levantamos en la mañana sin tener la más mínima idea de que nos espera en el transcurso del día.  Demos gracias por estar vivos y vivamos al máximo todos los días. Vivir en agonía y miedo de que algo malo nos pueda pasar es como no tener vida alguna.

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Sé que la conversación con mi hija ese sábado en la mañana marcó su vida para siempre.  Mi hija necesitaba sentirse segura y tranquila de vivir en el mundo que vive. Aunque no es secreto para nadie que el mundo no es perfecto; es mi responsabilidad como madre mantener la calma.  Es mi obligación dejarle saber que aunque hay personas en el mundo que están enfermos y que pueden hacer daño a los demás; su deseo de vivir, crecer y explorar el mundo no puede detenerse.      

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Imagen vía Getty Images