Esta mañana leí unas estadísticas realmente estremecedoras. Según un informe del portal de noticias de CNN en Español, cada hora alrededor de un bebé en Estados Unidos ¡nace adicto a los medicamentos que consume su madre! Es más, la situación es tan común en nuestros tiempos, que incluso los médicos, la han denominado como el síndrome de abstinencia neonatal, un padecimiento que se ha triplicado en los bebés recién nacidos, entre el 2000 y el 2009, de acuerdo a una investigación publicada en la revista Journal of the American Medical Association.
Según este informe, los responsables de que cada vez, más bebitos nazcan con este síndrome, son las drogas recetadas como los calmantes de dolor y los analgésicos (como la vicodina y la oxicodona uno de los medicamentos más abusados en Estados Unidos). Aparentemente, su consumo ha sido el causante de que "de cada mil niños nacidos el año pasado en el país, más de tres llegaron al mundo adictos a este tipo de medicamentos" como cita este mismo medio.
Y la verdad, es que después de leer esta noticia, me quedé pensando en que no entiendo cómo es posible que los doctores, receten estos medicamentos a las mujeres que están embarazadas sabiendo el daño que les pueden hacer. Tampoco entiendo, cómo es que no se establezca ninguna advertencia clara sobre este peligro, en los empaques de los medicamentos.
La venta de estos medicamentos parece ser tan común, hoy en día, entre las mujeres embarazadas; que incluso el senador demócrata por el estado de Nueva York Charles Schumer, hizo un llamado a la Dirección Federal de Medicinas y Alimentos para que cambie las etiquetas de los medicamentos recetados con la finalidad de advertir claramente a las mujeres embarazadas los peligros de estas drogas, como señala esta misma fuente.
Pero también, se busca que las mujeres que son adictas a estas sustancias, puedan obtener más información y educación, sobre las repercusiones que estos químicos les pueden traer a sus bebés, para evitar que sigan siendo dependientes de este tipo de drogas.
Y es que, entre los riesgos que corren los bebitos que nacen con este síndrome, se encuentran el que tienden a ser más irritables, tienden a tener un tono muscular más elevado (hipertonía), suelen tener temblores, intolerancia a los alimentos, convulsiones y dificultades para respirar. Además de que son más propensos a nacer prematuros, con defectos congénitos y a desarrollar deficiencias de aprendizaje a largo plazo.
Sinceramente, espero que esto se regule de inmediato y tanto los doctores como las compañías farmacéuticas, se comprometan a brindar más información a las mujeres embarazadas sobre este tema, pues si mi bebé naciera con este síndrome porque nadie me hubiera advertido sobre estos graves efectos ¡yo me moriría! Ojalá que muy pronto, estas sustancias sean reguladas por el bien de todos los bebitos que vienen en camino.
Imagen via Flickr/paparutzi
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