Esta mañana cuando escuché que el FBI había rescatado a 79 niños en una redada contra la prostitución en Estados Unidos, me quedé sin palabras. Sinceramente, no podía creer que ocurran estas cosas en un país que dice preocuparse tanto por la seguridad de sus ciudadanos. Con toda honestidad, creo que las autoridades se han dedicado a "proteger" más a esta nación, de las personas menos indicadas (como los inmigrantes indocumentados, por ejemplo). En lugar de enfocar su atención a la búsqueda y captura de los líderes de dichas redes de prostitución que sólo se dedican a lucrar con cientos de niños desamparados, dañando su integridad física y emocional.
Según un informe de CNN en Español, el operativo llamado *Cross Country 6 –*que inició el pasado viernes y duró tres días—logró el arresto de 104 presuntos proxenetas, quienes al parecer, tenían en cautiverio a jóvenes de entre 13 y 17 años. Pero sin duda, la información que más indignación me causó, fue conocer el caso de una niña que dijo haber sido obligada a ejercer la prostitución desde que tenía 11 años. Me pregunto ¿cómo es que nadie hizo nada para ayudar a esta menor? ¿Dónde se encontraban las autoridades cuando esta niña salía a la calle a buscar clientes? Estoy segura que alguien la debió haber visto en la calle algún día, pero ¿por qué nadie llamó a las autoridades?
Lo más desalentador de todo, es que ni aún con la captura de estos proxenetas, las autoridades pueden garantizar que estos niños estarán a salvo, pues en cualquier momento, los menores podrían volver a ser forzados a ejercer la prostitución. Esto debido a que muchos de ellos, no tienen hogar, carecen de afecto, vienen de familias desintegradas y por eso están en la calle en busca de un refugio o de alguien que cuide de ellos, como lo indicó, Kevin Perkins, asistente ejecutivo interino del director del FBI.
En fin, en definitiva las autoridades tienen que prestarle mayor atención a esta problemática, no sólo capturando a estos peligrosos delincuentes, sino también, creando programas sociales que refuercen la autoestima de estos jóvenes y los hagan sentir queridos, para que no vuelvan a ser víctimas de estas redes de prostitución. En cuanto a los padres, es fundamental que mantengan la comunicación con sus hijos, para advertirles sobre los peligros con los que se podrían encontrar en las calles. De esta manera, es como quizás podemos evitar que más niños sigan sufriendo.
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Imagen vía CNN