La lucha libre de la WWE es el espactáculo familiar más divertido y menos violento que he visto

La primera vez que descubrí a mis hijos viendo un episodio de Monday Night Raw de la WWE casi me da un infarto. Ahí estaban mis inocentes querubines de 4 y 7 años, subidos al sofá, al lado de mi marido, dando gritos guerreros para apoyar a su luchador favorito.

Como uno de mis terrores es ser una madre sobreprotectora –lo que sin duda pasaría si no me controlo- me senté a compartir la experiencia y averiguar si la cosa era tan terrible como parecía, después de todo, mi esposo quien es una de las personas menos violentas que conozco, fue quien les introdujo al World Wrestling Entertainment, el  mundo de la lucha libre para entretenimiento.

La verdad es que el nombre le cae bien. Es entretenimiento puro y lo mejor es que hay tres luchadores latinos que hablan español y son grandes estrellas: Rey Mysterio, Sin Cara y Alberto del Río. Quedé encantada con la posibilidad de usarlos para subrayarles, una vez más, que cool es hablar nuestro idioma y estimularlos (sobre todo al mayor) a que hagan ejercicio.

Cuando uno de los shows de los luchadores pasó cerca de mi pueblo en Nueva York, pues los llevamos a verlo. La verdad es que yo accedí a que fueran con muchas dudas y me llevaron prácticamente obligada. Me insistió repetidamente en que era un espectáculo familiar. ¡Tenía toda la razón! La pasamos buenísimo. Fue una de esas experiencias que recordamos a menudo y sé que quedará como un hito en la historia de nuestra pequeña familia.

Las cosas que más me sorprendieron fueron, primero la ausencia de gritos. El show está diseñado para no asustar a los niños, así que los luchadores hacen las reglamentarias muecas de dolor, pero en ningún momento les oyes un quejido. Segundo, la cantidad de familias con miembros de varias generaciones que estaban allí. Vi abuelos, padres e hijos disfrutando juntos, todos con la camiseta de su luchador favorito.  Y tercero, todo lo que me divertí.

Los luchadores son más que atletas, son actores y una especie de bailarines, porque para evitar lastimarse de verdad deben seguir coreografías complicadas, que requieren una disciplina increíble. La violencia es ficticia y muy controlada. Tienen unos cuerpos del otro mundo y los de la WWE han creado unas historias tan complicadas alrededor de las rivalidades entre ellos, que no tienen nada que envidiarles a las telenovelas.  

Pero lo que más me enseñó esta experiencia es la importancia de compartir las cosas que le gustan a mis hijos, aunque no sean realmente lo mío y no cerrarme a los estereotipos. A veces resulta que estoy equivocada y descubro algo que va la pena. ¿Te ha pasado algo parecido?

Imagen vía Alicia Civita