
Esta semana se ha revelado que una de las hermanas de las famosas Kardashians está tomando anticonceptivos. A raíz de esta noticia, los medios de comunicación se han encargado de criticar tanto a la joven como a su madre. Aseguran que el que la madre permita a la joven tomar las píldoras anticonceptivas de manera indirecta es como si estuviera promoviendo o apoyando que tenga relaciones sexuales. Pero seamos realistas, como madres no podemos tapar el cielo con un dedo, es nuestra responsabilidad ver las cosas como son, nos guste o no.
Actualmente Estados Unidos tiene una de las estadísticas más altas cuando se habla de embarazos en adolescentes. Y la cifra sigue aumentando drásticamente. Tenemos que quitarnos las vendas de los ojos y ver las cosas como son. Los jóvenes van a tener relaciones íntimas queramos o no, con nuestro permiso o no, gústele a quien le guste. Digo todo esto con el corazón en la mano, como decimos en mi país, porque tengo una hija de 6 años pero sé que en un abrir y cerrar de ojos estaré hablando de esto con ella.
Lamentablemente hoy en día muchas personas piensan que el hablar de sexo y cómo protegerse es como si estuvieran promoviendo el sexo a temprana edad. Pero la realidad no es así y los estudios demuestran que es todo lo contrario. El ignorar el asunto o pretender que no existe, no significa que nuestros hijos también lo van a ignorar. Durante la adolescencia donde las hormonas están totalmente descontroladas es cuando los jóvenes más necesitan nuestro apoyo, la comprensión y sobre todo la comunicación.
Nosotras las madres hemos cuidado y enseñado a nuestros hijos a todo, desde caminar, hablar, comer, hasta manejar. Enseñarles sobre el sexo y cómo protegerse no es la excepción. Pensemos en esta analogía: cuando salimos con nuestros hijos a patinar le ponemos todas las protecciones que existen: casco protector, coderas, rodilleras, guantes. Todo para que no se lastimen en caso que se caigan. El ponerle la protección no significa que sabemos que se va a caer, estamos previniendo que se lastimen. No queremos que nuestros hijos se caigan y no por eso no le vamos a enseñar a patinar; si no lo hacemos en casa, alguien más les enseñará.
No tengamos miedo a ver la realidad. A mí no me gustaría que mi hija esté activa sexualmente a los 15 años. Pero no puedo dejar que mis deseos me cieguen y no me permitan dar ese paso de comunicación abierta y honesta que lo más seguro harán una gran diferencia en su vida.
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