Todos creen que lo saben hacer mejor…¡Les doy una hora haciendo la tarea con mi hija!

Todo el mundo alguna vez en la vida, cae en el grandísimo error de creer que lo que hace la persona de "al lado" está muy fácil.

– "Uy sí, eso no es tan complicado, yo lo puedo hacer"

Eso dicen todos, hasta que lo intentan. A mí me encanta -sobre todo- como los seres más cercanos a mí, me tachan de exagerada y me quedo tranquila, pues sé que no faltará la ocasión, en la que tendrán que tragarse sus palabras.

Por ejemplo, mi marido y mi madre.

Ambos me dicen que ¿cómo es posible que me desespere con Juliana -mi hija de 6 años-?, me dicen también que ¿cómo es posible que me canse o que diga que me tiene extenuada si es un placer estar con ella las 24 horas del día?

De entrada quiero aclarar que Juliana mi hija, no sólo es un encanto, es mi niña adorada y lo mejor que hay en la vida, es sensible, bondadosa, buen rollo, lista y tierna. Pero también me enloquece, pues con lo bueno viene lo malo y mi niña adorada también es necia, cabeza dura, dramática y extremadamente intensa.

Entonces al final del día, entre ella y su hermano de dos años, que se avienta de todos lados y corre peligros infames, me dejan extenuada.

Y cómo paso mucho tiempo sola con ellos. Cada vez que mi esposo regresa de sus viajes de trabajo, siento un gran alivio, pues sobre todo regresa el balance, ya que a partir de ahí todo se divide un poco más entre las dos partes (yo estoy convencida que se divide en un 70 – 30, pero bueno se divide al fin y al cabo)

Pero eso sí, llega mi esposo el primer día con unas ganas enormes de estar con nosotros y cuando le toca ver un pleito entre madre e hija, me dice cosas como, "¿No sientes que exageras? Ya no discutas, acabo de llegar de viaje"

De verdad me dan ganas de ahorcarlo, pero me controlo porque no voy a dejar a mis hijos sin padre y, la verdad es que con todo y todo, yo tampoco me quisiera quedar sin él. Pero me enfurece de verdad, me pone a veces morada de la furia.

La otra noche me vio haciendo la tarea con Juliana (lo cual es un martirio chino, no exagero), y vio como discutíamos.

Era más o menos así:

-No Juliana así no, borra y hazlo de nuevo

– No mamá ya estoy cansada y así está bien

– No está bien, además la suma está mal hecha

– Ya no importa mamá, es que ya me quiero ir a ver un ratito de tele

– No hay tele hasta que hagas bien la tarea, va de nuevo

– ¡Ay mamá, ay mamá, ay mamá es que tú no entiendes…!

Y todo esto más o menos a gritos después de llevar una hora en el estira y el afloje.

Llega el papá, se me acerca, toma una silla y me dice que me vaya a bañar "que él se hace cargo" porque me nota muy desesperada. Primero me hizo enojar el tono condescendiente, pero luego dije, "sabes qué mi amor, va que va"

Me fui feliz a la regadera, pues rara vez tengo el placer de bañarme sola (sin que me estén dando lata los hijos o tirándome juguetes para que se bañen conmigo).

Ya que estaba cantando y disfrutando del agua caliente, comencé a escuchar los gritos a lo lejos.

-No mijita, no se hace así, bórralo, no le estás poniendo ganas, no hay tele, tienes que hacer las cosas bie.

– Ya papá, ya papá, ya papá es que tú no entiendes.

-¡Ja- ja- ja! Eso digo yo.

Por andar diciendo que yo exagero. Ahí tiene usted una lección aprendida.

Me quedé media hora en el baño escuchando la discusión a lo lejos, agradecida de no ser yo la que estaba lidiando con la situación.

Al rato que acostamos a los dos retoños, mi esposo me dice, "Nombre que bárbaro… si está duro el tema de la tarea con Juliana"…

Con que me dijera eso, me di por bien servida.

Para mí, es como si me hubiera dicho que soy la "Reina de este mundo"