Para la mayoría de las mujeres, la maternidad es un sueño, que puede verse truncado tras padecer de cáncer. Sin embargo, muchas féminas que se ven imposibilitadas de concebir biológicamente optan por la adopción, tal y como lo hará, la actriz mexicana Lorena Rojas, quien está decidida a empezar los trámites para adoptar un bebé.
La actriz ha superado un cáncer de seno, que le fue diagnosticado en el 2008. Afortunadamente, su vida regresó a la normalidad. Su carrera siguió su curso natural y hasta ha conseguido el amor en los brazos de Armando Araiza, pero no podrá ser madre de forma biológica. Así que con el apoyo de su pareja, la bella actriz está lista para adoptar un bebé.
"Es una decisión que yo tomé mucho antes de conocerlo [a Armando Araiza], esa decisión de ser madre es más mía que nadie, no es condicionante que seas casada para ser madre, para poder adoptar, entonces me queda clarísimo que es una decisión en la que tengo que estar 100 por ciento segura", publicó Terra.
Por el momento, la guapa artista se encuentra investigando qué documentos necesita para empezar el proceso."No quiero sentarme a llorar por lo que pudo suceder, mejor es tomar cartas en el asunto y a lo que sigue, tomar el toro por los cuernos y empezar a investigar, a mí me encantaría que sea mexicano", argumentó.
Esta historia de Lorena Rojas, la verdad me toca de manera muy personal. Yo no he estado en sus zapatos, pero mi hermana podría estarlo y, es una situación a la que debemos hacerle frente ahora. Con cuarenta años encima, mi hermana decidió que era el momento de tener un bebé. Una visita de rutina al ginecólogo, que pensábamos sería el inicio de su carrera a embarazarse, nos golpeó con la noticia de que tenía un cáncer incipiente en el cuello uterino.
El silencio familiar acerca de sus deseos de ser madre, se había vuelto incómodo. Sin embargo, de una manera frontal como ella suele hacer las cosas, hace pocos días puntualizó: "Dejen de preocuparse por mí. Si no logro salir embarazada voy a adoptar un bebé". Le puso palabras a las preocupaciones de todos y decidió – al igual que la actriz mexicana- no sentarse a lamentarse, sino que tomará cartas en el asunto.
Yo – que en líneas generals soy llorona- estuve a punto de estallar en llanto. Aunque, en segundos mi actitud cambió. El único motivo que tendría para llorar es de felicidad. La vida, la divinidad, como sea que lo quieras ver y llamar, nos está dando dos motivos para saltar de felicidad: mi hermana sobrevivió a esta terrible enfermedad y seguramente muy pronto podrá adoptar un bebé. Con suerte será una niñita y así tendré un tercer motivo para estar aún más feliz: ¡seré una tía consentidora!
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