Mujer migrante lleva un mes detenida tras su luna de miel; su esposo sigue apoyando a Trump

Hace unos días te contamos la historia de Sylvia Camilla Muñoz-Lira, una migrante peruana detenida cuando volvía de su luna de miel con Bradley Bartell, un ciudadano estadounidense que votó por Donald Trump en las pasadas elecciones de noviembre.

A pesar de que las medidas interpuestas por el mandatario lo separaron de la mujer de su vida, el hombre originario de Wisconsin dejó en claro que no se arrepiente de su voto, ni tampoco de seguir dando su apoyo al actual mandatario.

Bartell habló sobre su situación actual en una entrevista que otorgó al New York Post, donde no pudo evitar expresar su preocupación por las condiciones en que tienen a su pareja en un centro de detención de Luisiana, pero pese a ello él sigue firme con su ideología y apoyando a quien considera como el hombre más capaz para llevar las riendas del país en estos momentos.

Así expresó su apoyo al presidente.

En un fragmento de la entrevista que otorgó, Bradley Bartell detalló que está muy preocupado por todo el tiempo que ha pasado lejos de su esposa, a quien detuvieron el 15 de febrero en el Aeropuerto Internacional Luis Muñoz Marín, en San Juan, Puerto Rico, pero a pesar de ello sigue convencido de la decisión que tomó en las urnas hace unos meses.

“Sigo apoyando a nuestro presidente. Es una situación bastante difícil. Simplemente creo que necesitan avanzar con esto porque están deteniendo a mucha gente y les está costando dinero a los contribuyentes. Está tomando mucho tiempo fijar fechas para que la gente hable con los jueces”, detalló Bartell, quien reconoce que él solo pensó que detendrían y deportarían a aquellos migrantes con antecedentes penales, por lo que nunca imaginó que su pareja correría peligro.

Asegura no estar en contra de la migración.

El que apoye a Donald Trump no significa que Bradley esté en contra de la migración, pues su pareja es migrante, pero lo que sí no apoya es que las fronteras del país estén abiertas a pandilleros o a gente mala.

“Personalmente, me alegra que cualquiera que quiera venir aquí tenga una buena vida y viva responsablemente, pero también hay un problema con dejar que los pandilleros vengan”, se sinceró.

Su esposa sigue recluida en un centro de detención de Luisiana.

Bartell, de 40 años, compartió que su esposa continúa detenida en el Richwood Correctional Center, en Luisiana, pero pese a ello no han dejado de estar en contacto.

Detalló que todos los días hablan por espacio de 15 minutos y se mensajean a través de un sistema con el que cuenta el centro penitenciario, pero eso no quita que esté preocupado por su salud física y mental.

Reconoce que su esposa está muy preocupada por no saber qué pasará con ella.

En otro fragmento de la conversación que tuvo con el New York Post, Bartell confesó que su pareja está muy preocupada al no saber cuál será su destino, ni mucho menos cuándo saldrá libre.

“Está preocupada porque hay mucha incertidumbre sobre cómo se desarrollará todo esto. Se ha tranquilizado un poco ahora que tenemos un abogado que nos da una idea de cómo se desarrollará el proceso, pero aún no hemos conseguido una fecha para el juicio”, continuó.

Ella ingresó a Estados Unidos durante la universidad.

Sylvia Camilla llegó a Estados Unidos luego de que la aceptaran en un programa de estudio y trabajo, el cual le permitió ingresar legalmente al país tras realizar sus estudios en administración de recursos humanos en Perú. Pero con la llegada de la pandemia de COVID-19, no pudo regresar a su país natal y fue durante ese tiempo que conoció a Bartell. Se quedó viviendo en Estados Unidos con una visa expirada, pero con la convicción de que sus papeles estaban en proceso, después de que los dos se casaron el verano pasado y habían presentado los papeles hace unos meses para obtener la residencia permanente.

Pero aunque siga apoyando al presidente Trump, Bartell se preocupa por su esposa. “Emocionalmente, estoy preocupado por ella“, dijo a USA Today. “No debe ser fácil estar atrapado en una habitación con otras 100 personas. No tienen nada allí. Es un derroche”.