
En los últimos días a decenas de migrantes los expulsaron de Estados Unidos y los trasladaron a El Salvador, sin importar su país de origen, tal y como sucedió con un grupo de ciudadanos venezolanos, a quienes deportaron por creerse que eran integrantes del Tren de Aragua, una agrupación delictiva con operaciones en Venezuela.
A pesar de que ninguno de los detenidos contaba con antecedentes penales en Estados Unidos, país al que se mudaron en búsqueda de un mejor futuro, sus familiares creen que los trataron como delincuentes por sus tatuajes, los cuales, en la mayoría de los casos, no guardaban ninguna relación con las pandillas, sino que, más bien, se trataba de marcas que se hicieron en honor a sus familias.
Entre los deportados está Mervin Yamarte, un ciudadano venezolano de 29 años y que llevaba poco más de un año viviendo en Estados Unidos. Fue detenido la semana pasada cuando estaba en la casa que compartía con otras personas, tal y como señaló Juan, su hermano, en entrevista con NBC News.
Descubrieron que lo deportaron a El Salvador por la televisión.
Tras la detención de Mervin su familia le perdió toda pista, siendo gracias a la televisión que descubrieron que lo deportaron a El Salvador, donde está recluido en el Centro de Confinamiento para el Terrorismo, lugar conocido por los atropellos que ahí se cometen, así como por su hacinamiento y las condiciones inhumanas en las que viven los reclusos.
En el material, al que hace mención la familia, se ve a Mervin y a otros ciudadanos sudamericanos encadenados, con la cabeza rapada y sacándolos a rastras de los aviones.
Aseguran que lo detuvieron por sus tatuajes.
Su deportación, tal y como ha sucedido con la de otros migrantes, se habría producido, tal y como lo señala su familia, a causa de los tatuajes que lleva a lo largo del cuerpo.
“No vinimos a hacerle daño a nadie. No es justo que por un tatuaje nos involucren con una pandilla criminal muy corrupta”, compartió Juan, su hermano, en entrevista con NBC News.
Mervin lleva tatuajes en honor a su familia y a su equipo de fútbol.
Las marcas que Mervin tiene en su cuerpo, tal y como lo detallaron sus seres queridos, no tendrían relación alguna con las pandillas, sino que se las habría hecho en honor a las personas más importantes en su vida.
Lleva un tatuaje con el número 99, el número con el que suele jugar al fútbol. También tiene el mismo tatuaje que su futbolista favorito, así como otros más dedicados a su madre, su hija y a su pareja.
Su familia defiende a capa y espada su inocencia.
A pesar de que a Mervin lo deportaron bajo la Ley de Enemigos Extranjeros, su familia insiste en que él no tiene nexos con ninguna pandilla y que, además, tenía un caso de asilo abierto con audiencia programada para julio, por lo que su deportación los tomó totalmente por sorpresa.
No es el único venezolano en esa situación.
Así como sucedió con él, en los últimos días varios ciudadanos venezolanos con tatuajes, y con juicios de asilo pendientes, también los deportaron del país.
“Con una solicitud de asilo pendiente y un juicio, eso no tendría ningún sentido. Llevo años haciendo esto. Así no funciona. El gobierno nunca ha presentado el formulario I-213, que indicaría antecedentes penales. Nunca han presentado ninguna prueba de antecedentes penales de ningún tipo”, declaró Joseph Gardiana, el abogado de otro de los ciudadanos venezolanos enviados a El Salvador y del que defiende su inocencia.