Meghan Markle ha dado indicios de que no comulga del todo con las reglas del estricto protocolo de la realeza británica, de la cual se separó en enero del 2020, a casi de dos años de su boda con el príncipe Harry, la cual tuvo lugar el 19 de mayo de 2018. Son muchas las veces que la Duquesa de Essex ha roto el reglamento, por lo que el reciente gesto de la exactriz estadounidense, de abrazar a una joven del público en el tributo a la fallecida reina Isabel II, no nos cae de sorpresa.
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Hay costumbres estrictas del trono que Meghan no ha tomado en cuenta, como viajar a Nueva York para un baby shower preparado por sus amigas. Mostrar los anillos de casados de ella y Harry, o felicitar al príncipe Carlos (ahora rey del Reino Unido) en redes sociales por su cumpleaños, son otros de los varios casos. Mientras que ambos viven en California, lejos del Palacio de Buckingham, han causado extrañeza en toda la familia real con su decisión de estar menos apegados a la corona.
Abundan las comparaciones entre Meghan Markle y su suegra, la fallecida princesa Diana de Gales, por ser una duquesa cercana a la gente, a la que no le importa dar abrazos en público, o asistir a un evento protocolar informalmente vestida porque así lo considera apropiado. La monarquía ha tenido que lidiar con esto, y con los titulares en los tabloides gracias a Meghan. Te presentamos un recuento de todas las veces que la protagonista de Suits ha roto las reglas protocolares de la realeza.
Volvió a dar un abrazo a alguien del público en el homenaje a la reina Isabel II.
En septiembre de 2022, tras la muerte de la reina Isabel II, Meghan Markle fue noticia por su llegada a Londres, junto al príncipe Harry. Y es que, en medio de los tributos a Su Majestad, la duquesa de Sussex volvió a saltarse el protocolo, cuando se acercó a una joven que, entre la multitud, consiguió su atención. Seguidamente le estrechó las manos, la escuchó con atención, y la complació al darle un afectuoso abrazo delante de todos los presentes.
Los Duques de Sussex hicieron planes para pasar las navidades lejos de palacio.
El arraigado compromiso de pasar Navidad en Sandringham fue roto por Meghan Markle y el príncipe Harry, quienes viajaron a Norteamérica, a finales de 2019, para festejar esas fechas junto a la madre de Meghan, Doria Ragland. El Palacio de Buckingham envió un comunicado de aceptación, aunque rara vez esto ocurre, ya que había sido convertido en una tradición acompañar a la reina Isabel II en esta celebración.
La pareja real saludó al príncipe Carlos en su cuenta oficial de Instagram.
El príncipe Carlos de Inglaterra cumplió 71 años el 14 de noviembre de 2019, lo que fue aprovechado por los Duques de Sussex, Meghan Markle y el príncipe Harry, para dedicarle un afectuoso saludo en Instagram, publicando una foto donde Carlos aparece junto a Harry y su nietecito, Archie Harrison. Le llamaron al ahora rey de Inglaterra 'pa' y 'grandpa', olvidándose de todo formalismo como establece el protocolo.
La Duquesa volvió a oponerse a la norma como lo hacía Lady Di.
A finales de 2019, la esposa del príncipe Harry visitó un taller de repostería en Londres para un encuentro con mujeres víctimas de violencia y lo hizo luciendo ropa informal, como zapatos de tenis y pantalón de mezclilla, lo que va en contra de los protocolos de la corona para la asistencia a eventos públicos. Además, Meghan mostró su lado humano al hablar de sus miedos y debilidades, recordándonos mucho a su suegra, la princesa Diana de Gales.
Meghan acudió a su baby shower en Nueva York organizado por sus amigas.
El protocolo británico no contempla eventos de este tipo, cosa que no detuvo a Meghan Markle a la hora de acudir a la fiesta en honor a su primer hijito, organizado por sus amigas en Estados Unidos, en febrero de 2019. Aparte de haber sido captada por los paparazzi en La Gran Manzana, la corona vio con malos ojos que viajara en avión faltando solo tres meses para dar a luz a su primogénito.
Meghan dio un abrazo durante su asistencia a una cumbre.
La Duquesa de Sussex volvió a transgredir las normas reales en la cumbre World One Young, celebrada en octubre de 2019, en el Royal Albert Hall de Londres. En lugar de recibir una reverencia, Meghan intentó abrazar a la anfitriona, algo que no contempla el reglamento. Aquí vemos un video del incómodo momento.
Meghan y Harry parecen haber ignorado una regla básica de la realeza.
Los Duques de Sussex promovieron el documental Harry y Meghan: Una jornada en África, en 2019, paralelamente con el tour de los Duques de Essex, Kate Middleton y el príncipe William en Pakistan. De esta forma rompieron una norma no escrita en el protocolo real, la cual indica que "no se debe hacer nada de alto perfil cuando otros miembros de la Familia Real se encuentren de gira", de acuerdo a Rhiannon Mills, corresponsal de Sky News.
La duquesa dio de qué hablar al conocer personalmente a Beyoncé.
Meghan Markle y el príncipe Harry estuvieron en la premiere de El Rey León, en Londres, donde tuvieron oportunidd de conocer a la cantante estadounidense Beyoncé Knowles y a su pareja, Jay Z. El saludo incluyó un efusivo abrazo público, contrario a lo que indica el protocolo de la monarquía.
Se atrevió a llevar un esmalte color granate.
En los British Fashion Awards, 2018, Meghan rompió una de las reglas más ridículas de protocolo que habla del color de esmalte que deben llevar las mujeres de la Familia Real. Según la leyenda, la reina Isabel II usó el mismo tono rosa pálido para pintarse las uñas durante más de 30 años, y hacía que todas en palacio hicieran lo mismo. Que Meghan saliera con las uñas de color granate en un acto público pudo ser considerado alta traición por la abuela.
Vestir de negro está reservado para los funerales.
La etiqueta de la corona británica dicta que el negro está reservado para el luto y que en los viajes oficiales, los integrantes de la realeza deben llevar un atuendo oscuro, por si muere alguien de forma inesperada. Sin embargo, a Meghan eso le importó poco y se puso este espectacular vestido para celebrar los 100 años de la Fuerza Aérea Británica.
Los trajes de pantalón eran mal vistos por la reina Isabel II.
Se consideran modernos y poco femeninos, pero a Meghan no parece importarle mucho. En este sentido, su difunta suegra también libró una gran batalla contra el protocolo establecido.
El pelo se lo arregla ella y suele hacerlo de manera desenfadada.
Kate Middleton también destaca por no arreglarse en demasía el pelo, sobre todo en eventos con ciudadanos de a pie, pero Meghan ha empujado esto hasta rebasar un límite que en palacio no debió gustar para nada.
Apuesta por bolsos grandes e incluso transversales.
Nada de bolsitos pequeños o monederos elegantes. A Meghan le gusta acentuar sus atuendos con grandes bolsos y, en alguna ocasión, se le ha visto con bolsos cruzados, los cuales nunca han sido admitidos en el protocolo de palacio.
Meghan se cierra ella misma la puerta del auto.
Meghan siempre se ha mostrado muy en favor de los derechos de la mujer y se ha pronunciado a favor de la igualdad de sexos, de ahí que no sorprenda que se salte el protocolo de la Casa Real para cerrarse su propia puerta.
En más de una ocasión, han salido a relucir sus ideas políticas.
Los integrantes de la Casa Real pueden tener ideas políticas, siempre y cuando no se hagan públicas. Ya el papá de Meghan causó mucho revuelo al desvelar la conversación política que tuvo con su yerno, el príncipe Harry, sobre Donald Trump. Pero se ve que Meghan, durante un evento en Dublín, Irlanda, se pronunció sobre el referendum que hubo acerca del aborto y varios de los allí presentes comentaron en redes sociales el apoyo de la duquesa al derecho de la mujer a decidir. Seguro que la abuela Isabel no estaba muy contenta al leer esto.
El príncipe Harry lleva su alianza de matrimonio.
Quizás sea una imposición de Meghan, pero lo cierto es que el protocolo oficial —observado por el hermano, papá y abuelo de Harry— dicta que el hombre no lleve su alianza tras la ceremonia nupcial. El duque de Sussex sí lo hace y de manera muy orgullosa.
Su boda se realizó en mayo, contra las indicaciones del protocolo.
La abuela de la reina Isabel II, la reina Victoria, era muy supersticiosa y creía a pies juntillas en un viejo refrán que decía que los matrimonios en mayo están abocados al fracaso ("Marry in May, and rue the day" o "Cásate en mayo y maldice el día en que lo hiciste"). Pues a Meghan eso no le importó mucho y prefirió casarse en un radiante día de primavera londinense.
Meghan ha decidido no llevar pantimedias.
Es costumbre que las mujeres de la Casa Real lleven pantimedias durante los eventos públicos. Meghan no está muy por la labor y continuamente aparece en estos eventos sin cubrirse las piernas.
No importa lo elegante que sea tu vestido, los hombros deben cubrirse.
Los escotes de bardot con los que se atreve Meghan no llegan a romper estrictamente el protocolo, pero está bailando en una delgada línea roja entre lo que se pone y lo que debe lucir, según dictan los códigos de etiqueta de la monarquía.
Meghan estaba divorciada, quizás la regla más sagrada del protocolo real.
Durante dos años, de 2011 a 2013, Meghan estuvo casada con Trevor Engelson. Jamás en la historia un miembro de la Casa Real Británica había contraído matrimonio con una persona divorciada, como es el caso de la exactriz estadounidense.
La portada de 'Vanity Fair' de Meghan antes de su boda causó mucho revuelo.
No hay nada en contra de hacer entrevistas, siempre y cuando palacio las supervise y las apruebe, pero Meghan se saltó completamente el protocolo al ofrecer la entrevista antes de casarse con Harry y desvelar muchas intimidades de su vida juntos.
Besar apasionadamente a su marido en público fue otra de sus grandes riñas con el protocolo.
En este caso, Meghan aprendió de la princesa Diana, quien hizo lo mismo con el príncipe Carlos en los 80 cuando este también ganó un torneo de polo.
Meghan Markle es católica y no anglicana.
Aunque Meghan nunca ha hablado abiertamente de su fe, se sabe que su padre es judío y que ella fue a una escuela católica. Sin embargo, no es anglicana de nacimiento, algo que hasta el 2015 le hubiera impedido casarse con Harry. Eso sí, antes de la boda, Meghan fue bautizada por un cura anglicano para honrar así a la reina Isabel II, quien ostentó el título de defensora de la fe anglicana en el mundo.
La duquesa de Sussex no se inclinó ante Harry al leer sus votos durante su boda.
Esta era una regla estricta que sometía a la mujer ante su marido durante la boda, por lo que Meghan quiso seguir la veda abierta por la princesa Diana y su cuñada Kate Middleton y no se inclinó en reverencia a su esposo.
No necesitó ayuda del servicio para proteger a su esposo de la lluvia.
Durante su viaje oficial a Australia en octubre de 2018, Meghan quiso ser quien resguardara de la lluvia a su marido mientras daba un discurso, incluso si eso significaba que ella iba a acabar empapada. Fíjate con los ojitos de amor con que mira a Harry… ¿qué más da el protocolo cuando hay amor?
Meghan y Harry tocan y abrazan a sus fans sin ningún tipo de tapujo.
La reina Isabel II tenía completamente restringido el contacto con las personas, incluso más aun con ciudadanos de a pie. Meghan, al contrario, va regalando besos y abrazos por doquier. Su marido, Harry, es exactamente igual, quizás por eso son los personajes que mejor caen de la Casa Real Británica.
Cruzar las piernas a la altura de la rodilla se salta el protocolo.
Las damas de la Casa Real deben siempre juntar las rodillas, inclinarlas hacia un costado y cruzar las piernas a la altura de los tobillos. Se supone que esto les hace mantener su dignidad y virtud femenina. A Meghan no parece gustarle mucho esa postura, por lo que no duda en cruzar sus piernas a la altura de la rodilla sin problema alguno.
En 2017, Meghan estuvo presente en la misa de Navidad de la familia real sin estar casada aún.
La estadounidense fue parte de las celebraciones en Sandringham el 25 de diciembre de 2017, siendo así la primera invitada que no era oficialmente parte de la familia real en la historia.