Jorge Posada es mi héroe, y no solo por ser una estrella del béisbol

Hoy, Jorge Posada anunció que se retira del béisbol. Con lágrimas en los ojos, junto a su esposa y sus hijos, se despidió de un equipo con el que ganó cinco series mundiales. Para mí fue un momento que me llenó de gratitud. Te cuento por qué.

Quienes me conocen saben que he pasado de todo en la vida y cuando digo de todo es todo. El estado donde nací y crecí fue arrastrado por un deslave en 1999. Estaba sola en Caracas cuando mi padre falleció, a mi hermano le dispararon durante un atraco y lo hirieron gravemente, mi mamá casi se muere en un accidente. En fin, ahí lo paro para no amargarles la tarde, pero creánme que he vivido algunas situaciones cruciales.

Aunque ninguna como el hecho de que mi hijo mayor fuese diagnosticado con craniosinostosis, una condición que consiste en que las suturas del cráneo se cierran antes de tiempo y la cabecita de los bebés necesita ser reconstruida. 

Las consecuencias de una craniosinostosis son múltiples: los niños pueden padecer daños cerebrales o algunos sentidos como la vista, el oído o el habla pueden verse severamente afectados. En el caso, de Gabriel, mi hijo tuvo problemas motrices. Mi esposo y yo, estábamos desesperados buscando ayuda médica acá en los Estados Unidos y en Venezuela. Me sentía sola, confundida y hasta culpable. Sí y ésta es la primera vez que lo verbalizo. No sabía ni entendía por qué yo estaba viviendo esa pesadilla, por qué mi niño nació así…

Mi angustia se mezclaba con la rabia y la impotencia que me producían las miradas de reojo con las que la gente en la calle veía a Gabriel. Escuchaba los murmullos que se me clavaban como dardos en el alma. Una vez,  gracias a mi amiga Rosaelena, no exploté en medio de una sala. Estaba en Venezuela, mi hijo tenía fecha de cirugía y algunos familiares comenzaron a atacarme porque “ése niño nació así por tu culpa, que no supiste parirlo”. Entre comentarios como ése y otros más absurdos todavía, me fui aislando cada vez más. Mi contacto con el mundo exterior se limitaba a mis amigos más cercanos: Blanca__,__ Cathy__,__ Rosaelena__,__ Iván__,__ Osvaldo__,__ Víctor, Katy, Marisela, mi hermano Omar, mi madre y mi tía. Mi soledad no doblebaga mi espíritu de lucha, mi necesidad de informarme y mi decidida actitud a hacer lo que fuera necesario por mi hijo.

Leía todo lo que se me atravesaba sobre esta condición médica, aunque me seguía sintiendo sola. Había grupos de apoyo para madres de hijos diabéticos o con cáncer, pero nadie sabía que era la craniosinostosis, hasta que decubrí por Internet la Fundación Jorge Posada, dirigida por su esposa Laura Posada.

El famoso pelotero de los Yankees tenía un hijo con la misma condición que el mío y, ellos, los Posada habían decidido ayudar a quienes estábamos en la misma posición. En nuestro caso no se trataba de ayuda financiera, pero necesitábamos apoyo. Necesitábamos una voz que nos diera esperanza y los Posada lo hicieron.

Jorge, tus jonrrones más importantes, tus atrapadas más memorables no han sido solamente en el terreno de juego. Tus mejores jugadas las has dado a través de tu solidaridad y de tu ayuda incondicional a familias como la mía. Sigues jugando, mi querido grandeliga, pero en el terreno del amor y la fraternidad que en definitiva es el eterno.

De ustedes, también aprendimos a salir fortalecidos de esta situación. Sí, una situación tan extrema como ésta une o separa a una pareja. Nosotros, gracias a Dios, superamos la prueba y, vimos en el espejo de Laura y Jorge Posada un ejemplo a seguir.

Hoy vemos en nuestro hijo el milagro de la vida.

Imagen vía Laura Posada/twitter