Halloween es una fiesta tan latina como anglo. Tenemos los mismos antecedentes y hasta los mismos ancestros que la celebraban. ¡Es cierto! La famosa noche de brujas tiene un origen tan antiguo, que se han encontrado señales de que ya se celebraba en el período neolítico (4,000 años antes de Cristo) por una cultura que existía en lo que hoy son las islas británicas y España.
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Estamos hablando de los celtas, una tribu que los romanos veían como bárbaros, pero que como en todos los casos en los que se fusionan las culturas, lograron dejar sus tradiciones escondidas entre su gente. Originalmente, los irlandeses y escoceses eran celtas. Pero también los gallegos.
Hoy en día, en ciudades de Europa donde hubo influencia celta se celebra el 31 de octubre la fiesta de Samaín. Suena como Halloween, ¿verdad? Se trata de un rito pagano en el que se espantan a los espíritus que esa noche se atreven a cruzar la adelgazada línea entre los vivos y los muertos. Sea como sea que celebremos, lo importante es que es una fiesta en la que se festeja la fantasía y se divierten los niños. ¿Qué más se puede pedir? Encima, también es una fiesta latina. Mira los detalles.
El origen de Halloween es celta.
Aunque los arqueólogos no terminan de ponerse de acuerdo, hoy en día se considera que la cultura Celta nació en la Edad de Hierro. En lo que es hoy Galicia, en el norte de España, están los restos más grandes de toda Europa.
Justamente los celtas celebraban una fiesta que se llama Samaín, que se considera el origen del Halloween de hoy en día.
El festival de Samaín marcaba el fin del año agrícola de los celtas.
La mitología celta indica que en la noche del 31 de octubre se borraba la línea que separa los vivos de los muertos. El 1 de noviembre comenzaba de nuevo el año celta.
La población de origen celta más grande en Estados Unidos es la Irlandesa.
Fueron ellos los que trajeron la fiesta de Samaín a Estados Unidos. Para ese entonces ya había sido sincretizada con el catolicismo y coincidía con la noche antes de El Día de Todos los Santos, que según el santoral católico se celebra todos los 1 de noviembre.
Sin embargo, España también tuvo grandes comunidades celtas.
En toda América Latina hay mucha influencia gallega.
Son ellos, los gallegos, los herederos de la cultura celta en el mundo hispano, y en Galicia hoy en día se han recuperado algunas tradiciones celta.
Hoy en día en muchas ciudades de España se celebra el Samaín.
La más grande es en A Coruña, la capital de Galicia. Sin embargo, también hay festejos en Barcelona y Asturias. En estas celebraciones se reproducen tradiciones celta como las fogatas, los disfraces para espantar y engañar a los espíritus malignos que puedan cruzar y la decoración de las casas.
La calabaza es otro de los elementos tan irlandeses como hispanos del festejo.
Aunque solo se incorporó a las celebraciones de Halloween una vez que se hicieron populares en Estados Unidos, hoy en día forman parte de la noche de samaín en todas partes del mundo.
En España, la celebración pagana se ha fundido con la católica.
El origen de los disfraces es interesante.
Aunque algunas iglesias cristianas aseguran que es algo maligno, lo cierto es que según la tradición celta, algunas personas se cubrían con pieles de animales, máscaras y otras cosas para despistar a los espíritus y los fantasmas, que podrían cruzar la noche de samaín.
La celebración hispana de Samaín también tiene un dejo del Día de los Muertos.
En Galicia, en esta fecha, era habitual que la mesa no se recogiera después de cenar, por si las ánimas de los fallecidos acudían a visitarnos durante la noche y les acuciara el hambre. Además, se dejaba la chimenea encendida para que no pasaran frío. ¿A que sí tiene algo en común con el altar de muertos?
Como ves, Halloween viene de Samaín, una fiesta gallega que es tan hispana como nosotros.