La rivalidad entre nueras y suegras es una bomba que casi siempre está latente y en cualquier instante puede explotar si te dejas llevar por tus impulsos. Aunque no es la norma, existe la posibilidad de desacuerdos entre ambas, así que ante un conflicto, alguien debe ser prudente. Y aunque esto es algo en lo que participan las dos, te aseguro que si quieres encontrar paz en tu vida familiar, lo mejor es que tomes la iniciativa y apliques algunos consejitos para mantener una relación estable con ella o de lo contrario se puede convertir en una batalla que podría afectar tu relación de pareja.
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Uno de los principales problemas que enfrentamos con nuestras suegras tiene que ver con las conductas intrusivas (por no decir metiches) que pueden tener. Es una forma de decir que no está de acuerdo con lo que haces porque, posiblemente, siente que estás cambiando todas las costumbres con las que educó a su querido hijo.
Otro problema muy común es que muchas veces la suegra siente que ya ha perdido toda la atención de su hijo. Cuando pasa esto, por supuesto que a la primera a quien hará responsable de ello será a ti. Los escenarios son varios, así que aquí te doy unos cuantos consejos para que te lleves mucho mejor con la madre de tu marido.
La hostilidad comienza cuando te enganchas y tomas muy en serio los comentarios o las indirectas.
Claro que es molesto que tu suegra haga sutiles insinuaciones con la única intención de molestarte. Una amiga tenía la mala experiencia de que cada vez que llegaba a su casa, su suegra le decía: ¡Qué milagro que le das permiso a mi hijo de venir!
Maneja la psicología inversa, y de ninguna manera hagas lo mismo que ella.
Ponte en sus zapatos y comprende que se convierte en una niña pequeña necesitada de atención. No es fácil, pero puedes intentar comentarios como: "La extrañábamos mucho"o "qué lindos aretes”. Esto disminuirá la tensión del momento incómodo.
Te pedirá que lleves con su hijo exactamente las costumbres que el aprendió en casa y te dará millones de consejos.
Seguro está en una etapa donde le cuesta trabajo aceptar que su hijo es un adulto y por lo tanto está atravesando el síndrome del nido vacío y quiere seguir haciendo su labor de madre. Le cuesta trabajo aceptar que tú no estás para criar a su hijo, sino que eres su pareja.
Antes de la lista de mil consejos, pídele uno que de verdad te interese.
Recuerda que eres tú quien debe tomar el control de la situación. Si caes en la actitud de escuchar toda la lista entera con cara de fastidio, te aburrirás y tu enojo crecerá. Mejor, hazla tu aliada en asuntos donde su experiencia realmente te sirva. Algo aprenderás.
Te quiere decir cómo educar a tus hijos e incluso en ocasiones te quita autoridad frente a ellos.
Es posible que no acepte que el criterio educativo lo deciden tú y su hijo. Quizá actúe de buena fe y crea que es la forma de mostrar su amor por su nieto, o quizá lo haga por restarte autoridad para anularte. En cualquier caso, esto debes frenarlo.
Agradécele la buena intención después debes decir “no” y poner límites sin necesidad de que tu tono sea de enfado.
Hazle saber que las decisiones que tomas en función de tus hijos son recomendaciones de especialistas y que estás segura que en otro momento habrá oportunidad de probar lo que te propone pero que por el momento “no”.
Quizá intente aliarse con su hijo para hacerle comentarios sobre ti.
Pueden ser observaciones muy sutiles pero que llevan la clara intención de desacreditar tus decisiones. Quizá sea una suegra chantajista e intentará que a través de su hijo hagas lo que ella cree conveniente para tu familia.
Ponte de acuerdo con tu pareja de que las decisiones del hogar solo le corresponden a ambos.
Ojo: se trata de que “hables”. En ningún momento pelees con él por esta situación. Los verdaderos aliados son ustedes. Sólo pídele que cuando su mamá quiera mponer sus ideas, él sepa que contestar y le ponga límites claros pero respetuosos.
Quizá te haga preguntas inapropiadas sobre tu familia de origen y sus costumbres.
Preguntas como: ¿Y… tus hermanas también les dan papillas a sus hijos? o, ¿Y… tus papás se van de fiesta tan seguido como ustedes? En fin, la intención es clara, quiere comparar y juzgar costumbres.
Evita engancharte y responderle: “Es que en mi casa lo aprendí de forma diferente".
El reto de la vida en pareja implica que ambos estarán dispuestos a empezar de cero y construir sus propias costumbres. Así que en este caso solo responde sobre las bases de los nuevos acuerdos no de lo que él aprendió o tú aprendiste en tu casa de origen.
En ocasiones querrá decirles qué sí o qué no deben de comprar o elegir para su casa.
En este caso, quizá sus intenciones no son malas. Sin embargo, está entrometiéndose en gustos ajenos. Finalmente, te dará una opinión basada en su experiencia, lo cual no está mal, y puedes tomar lo mejor de su consejo "solo si quieres".
Cuando quiera entrometerse en una decisión de la pareja, solo pídele que confíe en su hijo, al fin y al cabo, ella lo educó.
Si va más allá de un consejo y hace cosas a manera de imposición, como comprar muebles sin consultarles, es importante que seas muy amable pero que hagas hincapié en las decisiones sabias de su hijo y cambies el mueble por aquél que les guste a ambos.
Otra forma de sentirte invadida por tu suegra es cuando es tu pareja quien establece comparaciones.
Es terrible cuando te dice que su mamá cocina mejor o incluso cuando te pide acomodar las cosas de casa como lo acostumbraba su mamá. Seguro que con esto sientes que revientas, pero no explotes porque nada solucionarás.
Si tu pareja sufre de mamitis, es importante que platiques con él de las metas de la relación.
No caigas en el reclamo, solo habla de tus intenciones de buscar una solución para el bien de la relación. Debes estar relajada y pedirle a él que proponga opciones para que sus madre no interfiera en su bienestar. Sin embargo, te sugiero apoyo profesional.
Una suegra tóxica podría hacer comparaciones con las exparejas de tu marido con intención de molestarte.
Si la situación entre ella y tú se ha vuelto muy tensa, es probable que busque estrategias para hacerte enojar e incluso hacer que pelees con su hijo. Esto no habla de una suegra sana, al contrario, seguramente tiene un nivel enfermizo de celos por su hijo.
Ponte seria y sin agredirla, habla de tus sentimientos cuando te habla de la expareja de tu marido.
Si lo hace con frecuencia, es un ataque directo y con una intención directa. Sin embargo, ponerte a discutir solo empeoraría las cosas. Ten calma, hazle saber que no te gusta escuchar de las exparejas de tu marido y que prefieres cambiar de tema.
Querrá darles remedios caseros a tus hijos a pesar de las recomendaciones del médico.
Claro que los remedios naturales son buenos y pueden funcionar, sin embargo, es importante que el médico esté enterado ya que podría causar algún efecto si se combina con el medicamento que le recetó.
Agradécele la buena intención de curar a tus hijos y hazle saber que, si el médico no se opone, seguirás su consejo.
Antes de ponerte como una leona con sus cachorros, entiende que quizá lo hace con la mejor intención. Seguro te hablará de la efectividad de su remedio y sus experiencias con el mismo. Escúchala, pero hazle saber que quien decidirá será el especialista.
Manipula a tu pareja con chantajes sobre su salud.
Es posible que si esta muy celosa de ti, intente llamar la atención de su hijo con enfermedades que no tiene. Así, el la acompaña al doctor y la consiente . Por supuesto que esto no es una actitud sana, y habla de una suegra tóxica.
Jamas te pelees con tu pareja por esto y mucho menos le digas que su mamá solo inventa.
No permitas que los chantajes interfieran en la paz de tu relación de pareja. Te aseguro que los médicos se encargarán de convencer a su hijo de que las enfermedades son producto de su mente. Ahí ya podrás hablar con tu pareja con calma y buscar soluciones como equipo.
Puede imponerte lo que quiere que hagas con tu hijo con el pretexto de que tiene derecho porque te ayudó a cuidarlos por un tiempo.
Ya sea por trabajo, por situaciones de salud o por cualquier otro motivo, si tuviste que echar mano de su apoyo durante un tiempo, ella te lo echará en cara para hacerte sentir mal y para que accedas a su imposición.
Ni se te ocurra sentirte culpable por querer educar a tus hijos a tu manera, agradécele y ponle límites.
Recuerda que lo cortés no quita lo valiente. No te dejes chantajear y agradécele el apoyo que te brindó. Reconócele su esfuerzo y dile que aquí y ahora ya no es necesario que se sienta responsable de la educación de tus hijos, que la liberas de esa responsabilidad.
