Ser mamá de un adolescente te confronta con nuevos retos. Cuando crees que ya estás del otro lado, vienen nuevos desafíos para los que debes estar preparada. En esta era de tecnología, la información a la que nuestros hijos tienen acceso es infinita y evidentemente no siempre es nutritiva y con solo un click pueden llenarse de basura.
La pornografía es un mundo que puede cambiar el enfoque sano de la sexualidad. Algún día tendrá contacto con ella y es por esto que tienes que estar muy pendiente y poner atención a estas señales para que hables con él al respecto y no le genere adicción.
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Tus hijos crecen, no te vendes los ojos. La etapa de la adolescencia es un momento hormonal en donde el descubrimiento de su propio cuerpo y la necesidad de nuevas sensaciones va a estar muy presente. De hecho, casi el 10 % de los consumidores de porno en internet son niños menores de 10 años.
Defiende demasiado su privacidad, al grado de estar a la defensiva.
Si bien es cierto que los adolescentes son muy celosos de su espacio, todo debe tener un equilibrio. Notarás que progresivamente querrá pasar mucho tiempo solo y encerrado en su habitación. Su aislamiento será notable.
Mantiene la pantalla del ordenadr en una posición de forma que no puedas ver a simple vista lo que mira.
No te pido que te conviertas en un detective privado. Sin embargo, es muy importante que por muy escondida que esté la posición de la pantalla, intentes acercarte con cualquier pretexto que no delate una actitud vigilante.
Al revisar el historial del navegador, te encuentras con visitas cada vez más frecuentes a paginas porno.
Quizá borre el historial. Sin embargo, no dudes que algún día olvidará hacerlo y eso te permitirá saber si está accediendo a estas páginas. Lo que trato de decirte es que el que no encuentres rastro no significa que no lo haga, así que no dejes de revisar.
Comienza a hacer comentarios machistas que antes no hacía y se refiere a la mujer con palabras ofensivas.
El porno promueve la violencia machista en la sexualidad. Es probable que comience a utilizar palabras que degraden a la mujer, frases como "es una zorra", o algunas que son peores, pueden escapar de su boca cuando esté en una conversación trivial.
Comienza a quejarse de ardor o molestias poco comunes en su zona genital.
Es posible que, si está desarrollando adicción a ver pornografía, su necesidad de autoerotismo vaya creciendo con el tiempo. Esto, evidentemente puede causar desequilibrios en su cuerpo y en este caso irritación genital.
Se queda mucho tiempo despierto durante las noches conectado a internet.
Un factor importante es que, si se está excediendo en ver pornografía, notarás que su calidad de sueño tendrá deficiencias. Quizá esté irritable durante el día y con cierta somnolencia.
Se pone muy nervioso cuando entras a su habitación y hace un cambio abrupto de página.
Puede tener una reacción exagerada cuando entras a su habitación, te pide de muy mal humor que toques a la puerta e incluso su tono de voz puede ser muy nervioso. Es una forma de manifestar su estrés por el miedo a que lo descubras.
Prefiere el aislamiento en la computadora a salir con amigos o realizar las actividades que antes disfrutaba.
Muchos especialistas recomiendan que en la adolescencia se practique un deporte ya que la carga de energía necesita fugas sanas. Cuando tus hijos deciden descargar su ansiedad a través de la pornografía están buscando fugas no sanas.
Encuentras algunos indicios de que se está masturbando con frecuencia.
Es notoria la cantidad de pañuelos desechables que está consumiendo, además de que percibes ruidos muy particulares en su habitación.