Los dichos populares de nuestra cultura son como una marca que llevamos por generaciones y a veces cruzan las fronteras de nuestros países latinoamericanos. La mayoría no tienen traducción y, por lo general, nos hacen sentir más cerca de nuestros antepasados.
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Hay algunos que son tan buenos que a veces son la mejor opción a la hora de reaccionar ante algo que está pasando. Recuerdo que de niña realmente no entendía muy bien de qué se trataban, pero de tanto escuchar algunos, se me quedaron grabados. Más adelante, al enteder su significado, no dudé en usarlos cuando el momento se prestaba para así hacerlo.
A ver cuáles de estos son parte de tus expresiones típicas. ¡Seguro tus hijos los adoptarán también!
Hablando del destino...
Un tanto fatalista, este dicho popular sugiere que las cosas están determinadas por el destino mismo.
Para que no nos quejemos.
Una variación del también conocido refrán: "El que por su gusto muere, hasta la muerte le sabe a gloria", este dicho nos recuerda lo importante que es pensarlo bien antes de hacer cualquier cosa.
Bueno cuidar nuestras acciones.
Un recordatorio de que claro que tus acciones tienen peso y valor, y que la fama que crees seguro te seguirá en el futuro…
Sobre la importancia de ser agradecidas.
Fácil recordar a la abuela dejándonos saber con este dicho que no fuésemos malagradecidas, ¿no?
Para recordarnos quién manda en casa.
¡Uno de los refranes favoritos de mi mamá! ¿Cómo no respetar las líneas de autoridad en el hogar?
El significado de la amistad.
Porque los buenos amigos se cultivan, y los amigos de verdad son los que están ahí en las buenas y en las malas.
Fomentando la buena comunicación.
La mayoría de las veces, no hace falta dar todo un discurso, con pocas palabras basta.
Porque en algo nos parecemos a mamá y a papá.
Una variación de "la manzana nunca cae muy lejos del árbol", este refrán nos recuerda lo mucho que nos podemos parecer a nuestros padres–tanto en lo físico como en el caracter.
Alertándonos sobre las malas compañías.
Un dicho popular invitándonos a asociarnos sólo con gente de bien.
No hay que perder la esperanza.
Este refrán es una variación de "cuando una puerta se cierra, otras se abren", ambos inspirando la esperanza de que incluso de lo malo salen cosas buenas.