Los tiempos han cambiado y la represión sexual hacia la mujer es cosa del pasado. Los antigüos tabúes eran un motivo perfecto para que muchas optaran por la desensibilización y como consecuencia sentían falta de deseo sexual. Hoy las cosas han cambiado y la plenitud sexual no se estigmatiza. Pero la dificultad de llegar al clímax va más allá de los tabúes, la cultura o las costumbres y debes poner atención a estas posibles causas.
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No olvides que el orgasmo es la culminación perfecta de una vida sexual satisfactoria. Conocer los motivos que te impiden llegar al placer absoluto, pueden servirte de guía para identificar por donde puedes buscar soluciones.
Ten presente que una vida sexual plena influye mucho en la salud física y en la sensación de bienestar generalizado, así como en tu equilibrio emocional. Cualquier factor que altere tu plenitud en la experiencia sexual, también alteraría los beneficios que puedes obtener.
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Una mala conexión emocional con tu pareja podría romper en pedacitos tu libido.
Si eres una mujer que le da suma importancia al vínculo afectivo en la pareja, es posible que la falta de conexión tenga efectos negativos durante el encuentro sexual. Esto puede ser debido a que mides tu nivel de entrega en función del amor mutuo.
Puede dejar de gustarte el sexo como consecuencia de algunos cambios hormonales.
Las alteraciones hormonales pueden traer consigo falta de lubricación. Esto a su vez, puede volver muy incómodo tu encuentro íntimo y por ello sentir dolor en lugar de placer. Si te concentras en el dolor, es imposible concentrarte para llegar al orgasmo.
No sueltas las preocupaciones y permites que interfieran otros pensamientos durante el encuentro.
¡No seas contradictoria! El sexo ayuda a que te relajes y el placer que obtienes te libera de tensiones durante el orgasmo. Si te impides la entrega por estar pensando en tus asuntos pendientes, estas permitiendo que la mente te juegue una mala pasada.
Quizá no estás guiando a tu pareja a la exploración de tus zonas erógenas.
La experiencia sexual puede ser mucho más satisfactoria si hay un preámbulo de juego de caricias. Hay estudios que confirman que el 75 % de las mujeres no alcanzan el clímax en las relaciones con penetración. Por ello, el juego erótico es muy importante para alcanzarlo.
Puede que estés demasiado preocupada por cómo luce tu cuerpo en la intimidad.
La preocupación por tu imagen corporal y la atención excesiva que le pones a ello, pueden impedir tu enfoque y entrega al placer. Incluso, tus movimientos pueden estar condicionados a esta inquietud con la intención de que no te mire y por lo tanto no llegas al clímax.
Podrías tener bajos niveles de la hormona oxitocina que es la que se segrega en el orgasmo
La conocida hormona del amor puede bajar sus niveles por efecto de la ansiedad o el estrés. Estimula la contracción del útero con el objetivo de causar placer. Si hay descompensación, es posible que tenga efectos en el orgasmo.
Puedes tener depresión clínica sin saberlo y por ende tu rendimiento sexual lo resiente.
La depresión clínica no es tristeza común. Es una enfermedad que debe ser tratada por un especialista. Por ello si tienes sospechas de padecerla, lo mejor sería que consultaras con tu médico de cabecera.
Consumes algunos medicamentos que sin saber, inhiben tu placer sexual.
Algunos medicamentos para el asma, la hipertensión y la diabetes, tienen como efecto secundario la inhibición del deseo sexual. De hecho también sucede con muchos antidepresivos y antihistamínicos. Si es tu caso, es importante que consultes con el médico.