Algunos niños nacen con el gen del ahorro. Mi hijo mayor es uno de ellos. El pequeño, sin embargo, trajo el gen del despilfarro, probablemente heredado de mí. No ha sido fácil enseñarle a ahorrar. Sin embargo, en pocos meses, pasó de gastarse todo lo que le damos a ser un pequeño magnate y te voy a contar cómo lo logramos.
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Hay que comenzar aceptando que ahorrar no es fácil.
Para algunas personas es muy, pero muy difícil. Sin embargo, se puede ir creando el hábito. Para comenzar con tus niños ponles una meta concreta. Si sabes que hay un juego de video, una aplicación o una experiencia que realmente ansían, házlos esperar y que ellos mismos ahorren para disfrutarla.
Llévalos al banco contigo.
En muchas sucursales tienen programas para niños, donde les regalan alcancías y hasta les dan un tour por las instalaciones, explicándoles de forma simple qué función tiene cada departamento. Les ayudará ver con sus propios ojitos cuando deposites tu dinero. Si son pequeños, te recomiendo que cambies tu cheque en efectivo primero y que ellos vean los billetes entrando al banco. Les será más fácil entender el concepto.
Házlos trabajar por su dinero.
Una vez que se den cuenta de lo difícil que es ganarse cada dólar, lo pensarán mejor antes de gastarlo. Mi hijo menor dejó de pedir todos los juguetes que veía cuando le pusimos tareas en la casa y le dimos una mesada por su trabajo. Le empezamos a decir que podía comprarse todo lo que se le antojara, pero con su dinero, y santo remedio.
Ahora cuando tiene muchas ganas de algo, hasta pide que le demos trabajo extra para llegar más rápido a su meta.
Entrégales una tarjeta con dinero para que vayan practicando.
Esa mesada que le damos a nuestros hijos, la mitad se la vamos acumulando en tarjetas tipo gift card, que ellos tienen en sus billeteras. La otra mitad va a una cuenta de ahorros. El darles control sobre su dinerito, les ha hecho mucho más responsables y ahorrativos.
Incentívales el ahorro como si fueses una empresa.
Para ayudarlos a ahorrar, mi esposo y yo les duplicamos lo que tengan en la cuenta de ahorros cada tres meses. La idea nos la dio nuestro asesor financiero y decidimos probarla aunque nos pareció una locura. Para nuestra sorpresa funcionó, pues cuando ellos comenzaron a darse cuenta de que el dinero iba creciendo, decidieron que no querían ver el número de dólares bajar y llevan dos años sin sacar nada.
Pero nada es tan poderoso como el ejemplo.
Sin duda los niños aprende viendo a los padres. Cada vez que decidas no comprarte algo coméntaselo. Cada vez que pongas dinero en tu cuenta de ahorros asegúrate de que estén presentes, aunque sea haciendo un par de clics en tu computadora o teléfono. Inicia conversaciones sobre lo mal que le va a la gente que no ahorra. En este tema también se aplica eso de que los niños son como esponjas.
Cuéntales qué has logrado gracias a tus ahorros.
Aprovecha ese hambre que tienen los niños por las historias de la vida de los padres para resaltar cómo ahorrar ha beneficiado tu vida. Quizá lograste dar la inicial para la vivienda donde están gracias al ahorro, o incluso los meses de depósito para poder alquilarla.
También puedes contarle de las consecuencias que sufriste cuando no lograste ahorrar.