Si eres de las desafortunadas que tienen que respirar profundo y tomar una píldora de paciencia al llegar a casa de mami suegra, o tienes que contar hasta 10 cuando llega ella llega a la tuya, sigue leyendo esto que te puede interesar. La relación con tu suegra puede ser difícil a causa de la rivalidad por el amor de su hijo. Así que no te amargues y checa esto.
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La suegra metiche que quiere imponerte sus estilos de vida diciéndote como debes cocinar o limpiar.
Te da instrucciones o consejos sutiles de cómo hacer las cosas y puede comenzar el mensaje con un: “deberías de….” Puede que esto te resulte irritable pero establecer una lucha no es solución. Escúchala y toma lo mejor, de cualquier forma harás lo que tú quieras hacer.
La suegra que no vive contigo pero pareciera que sí, porque pasa demasiado tiempo en tu casa.
Sea para compartirte lo que cocinó, o por lo que sea, busca cualquier pretexto para pasar mucho tiempo en tu casa y si viven muy cerca puede ser frecuente. Si te sientes invadida pero no sabes qué hacer, quizá un cambio de casa podría ser favorecedor.
Suegra telefonista que llama todos los días a tu casa para preguntarle a su hijo cómo le fue durante el día.
Quizá evite todo contacto contigo aunque eso no le impide estar enterada de lo que su hijo hace vía telefónica y todos los días. Una de las preguntas más irritables puede ser: ¿Ya cenaste hijo? Habla con tu esposo y pídele que haga sus llamadas antes de llegar a casa.
La suegra que opina sobre todo aunque tú no se lo pidas y te da consejos de cómo ser buena esposa.
Para ella es probable que nadie se merezca a su hijo y estará muy pendiente de tu rol de esposa buscando errores para echártelos sutilmente en cara diciéndote: A mi hijo no le gusta la sopa caliente. No caigas en el juego de llevarle la contraria, no luches y conviértela en tu aliada.
La suegra que tiene que dar autorización previa antes de que su hijo tome cualquier decisión.
Este tipo de suegra es dominante y aún no se da cuenta que su hijo ya es un adulto capaz de tomar una decisión aunque él tampoco se siente un adulto cuando está con ella. Son conocidas como madres castrantes y la única solución es que hables con tu pareja para él sea quien ponga límites.
La suegra posesiva que no lo suelta y que quiere que la lleve y acompañe a todos lados.
No ha asumido que su hijo ha hecho una vida aparte y que tiene otras actividades y responsabilidades. Esto le genera ansiedad y quiere que se haga cargo de llevarla al médico, al supermercado y a todos lados. De nuevo quien tiene que poner límites firmes es él.
La suegra chantajista que quiere que los reflectores estén sobre ella inventándose dolores o problemas.
El sentimiento de culpa entra en juego y puede que logre el objetivo de ser centro de atención, al grado de que tu pareja cancele compromisos contigo para resolver el problema de su mamá. No se trata de decir: o ella o yo, se trata de acordar con él que los compromisos contigo se respetan.
La suegra que hace bandos y que está respaldada por sus hijas que se convierten en cuñadas incómodas.
Está multiplicada por dos o por tres, por lo que pueden declararte la guerra directa o indirectamente. El que sean más en tu contra puede resultarte intimidatorio. La solución es no agachar la cabeza y ser tú misma sin caer en la agresión. Recuerda que son familia.