Después de ver la historia de Nathalia Teixeira de 29 años, se me acabaron las excusas para no ir al gimnasio. Lo que ella hizo es realmente increíble, y una muestra de voluntad. Esta brasileña no solo perdió 112 libras, sino que además se convirtió en fisicoculturista. Mira cómo fue su transformación increíble.
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Imagen vía Nathalia Teixeira/Instagram
Comida chatarra
Nathalia, quien ahora vive en Nueva York, reconoció que ingería enormes cantidades de comida rápida y chatarra durante los primeros dos años de su matrimonio, por lo que llegó a pesar 266 libras. La gran mayoría de las casi 5,000 calorías diarias que comía, provenían de chocolates.
Vida sedentaria
Su estilo de vida tampoco ayudaba, ya que su trabajo como contadora la obligaba a estar sentada durante la mayor parte del tiempo.
La gordura le quitaba el sueño
Una noche en que no pudo conciliar el sueño porque se sentía gorda y desagradable, Nathalia –quien es madre de un niño de 9 años y una niña de 6– tomó la decisión de cambiar su estilo de vida. Además, publicó un video en YouTube, en el que desplegaba su estómago grueso, y en el que se comprometió a perder peso. Tenía 25 años en ese entonces.
Con mucho trabajo
A partir de ese momento, la ahora estudiante de psicología decidió cambiar de trabajo y encontrar un entrenador que la ayudara a empezar una rutina estricta de ejercicio y dieta. También dejó de comer chocolate en el 2013.
Se vieron los resultados
Perdió 100 libras tan solo con hacer dieta, y su cuerpo firme lo logró con la ayuda de un entrenador. Según ella, lloró todas las veces que realizó su rutina de ejercicios, pero la determinación dio resultados.
Alcanzó sus metas
Después de completar una carrera de obstáculos, Nathalia aceptó el reto de ingresar en competencias de fisicoculturismo. Entrenó año y medio por casi tres horas al día, los siete días de la semana. En noviembre de 2014, ocupó el sexto puesto en una competencia, y al año siguiente alcanzó el tercer lugar.
Realmente feliz
El cambio le ha permitido sentirse feliz, y reconoce que su familia también se siente orgullosa de ella. Aunque dice que a su esposo Gilson, con quien contrajo matrimonio a los 18 años, nunca le importó su peso, para él era difícil verla tan descontenta en el pasado, cuando tenía varias libras de más.
Quedan algunas marcas
Nathalia admite que le quedaron varias estrías tras la pérdida dramática de peso. Sin embargo, a ella no le molestan porque asegura que estas son parte de su historia.