Solemos escuchar historias de transformacion de personas que han logrado perder peso o recuperarlo, pero no de alguien que ha sufrido de anorexia y obesidad en menos de un año. Este es el caso de Brittany Burgunder, una joven que prácticamente estuvo al borde de la muerte debido a sus terribles desórdenes alimenticios. Con ayuda de los médicos y el apoyo de su familia se ha recuperado pero sigue luchando.Te cuento aquí su conmovedora historia.
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Imagen vía Brittany Burgunder/Instagram
Bullying en la escuela
Brittany Burgunder cuenta en este video una historia desagarradora que empezó durante su niñez siendo víctima de bullying en la escuela, donde no tenía amigos y pensaba que había algo mal con ella. Aunque era buena estudiante y le encantaba la equitación, fue entonces cuando comenzó a sentirse diferente a los demás compañeros.
Problemas de autoestima
También era una excelente jugadora de tenis y siempre tenía el afán de ser la mejor en lo que hacía. Pero sentía un gran vacío interior y no era feliz. "Esta era mi forma de poder sobrellevar mis defectos y el rechazo".
Primeros cambios físicos
"Cambié físicamente pero mi vida no cambió", cuenta Brittany en el video sobre el momento en que empezó a perder peso. "No tenía amigos y era miserable. Lo que tenía era un amigo nuevo que era abusivo y fatal", lamenta la joven.
El primer tratamiento
Los cambios empezaron a ser cada vez más evidentes y sus papas le pidieron que iniciara un tratamiento por desórdenes alimenticios al comienzo de la secundaria. Intentó ser la paciente "perfecta" y comenzó su recuperación, e incluso hizo amistades que entendían lo que estaba sufriendo, pero Brittany asegura que entonces llevaba una "máscara" puesta.
¿Una vida normal?
Brittany regresó a casa y sus padres pensaron que estaba curada. Pero nada más lejos de la realuididad. Parecía que volvía a tener, poco a poco, una vida normal, porque retomó sus clases de equitación y volvió a jugar tenis. Pero sus desórdenes alimenticios sabotearon de nuevo su feliciadad.
La recaída
Por si no fuera suficiente, empezaron los problemas de adicción al ejercicio, sus desórdenes alimenticios regresaron y Brittany terminó en el hospital. Sus padres, que le daban apoyo constante, sufrieron cuando los médicos dijeron que su caso era uno de los más difíciles que habían visto nunca.
La universidad
A pesar de sus precarias condiciones de salud, sus padres dejaron que fuera a la universidad con la esperanza de que comenzara una nueva vida y cambiara. Brittany ingresó al equipo ecuestre y participó en una competencia a la que asistieron sus padres.
Delgadez extrema
Cuando sus padres vieron a la joven en esa competencia quedaron en shock al ver su extrema delgadez. Obligaron a Brittany a ir al médico de la universidad donde temieron por su vida una vez más. Tan mal estaba que le exigieron llenar unos formularios antes de volver a casa por Navidad.
Hasta tocar fondo
"Mi tío y mi tía vinieron a despedirse de mi", recuerda ahora la joven de un tiempo en el que sus oportunidades de salvarse parecían mínimas.`Antes de toca fondo llegó a pesar 56 libras, perdió movilidad, no pensaba con claridad, se le empezó a caer el cabello y el hígado empezó a fallar.
Planes para su funeral
Un estado tan deplorable que sus padres llegaron a planear su funeral. Sin embargo, poco a poco empezó a recuperarse y fue trasladada a otro centro para tratar desórdenes alimenticios. Aún así, Brittany seguía sintiéndose con sobrepeso hasta que finalmente salió del hospital pesando 82 libras.
Ganas de vivir
Brittany sacó fuerzas de donde no las tenía y volvió a tener ganas de vivir. Poco a poco empezó a comer y subir de peso pero los problemas seguían latentes y empezó a perder el control una vez más. Ahora, a diferencia de otros tiempo, no podía parar de comer y en tres meses subió 70 libras.
De anorexia a bulimia
Nunca, ni en sus peores pesadillas, pudo Brittany imaginar que pasaría de la anorexia a la bulimia casi de la noche a la mañana.
Subió 160 libras
"Perdí mi identidad como anoréxica", asegura en el mismo video, en el que recuerda que sus padres la enviaron a un campamento para perder peso, pero sus pensamientos seguían siendo destructivos. LLegó a subir 160 libras y pasó de centro en centro para tratar sus problemas con la comida.
Los laxantes
Fue expulsada de los centros de tratamiento y empezó a tomar laxantes. Luego recibió terapia en casa, al tiempo que sufría en silencio y perdía la esperanza de recuperarse. Brittany ya estaba cansada de su situación y decidió volver a la equitación y poco a poco se fue recuperando.
Un diario
Brittany empezó a escribir un diario en el que contaba con detalle todos sus sufrimiento que terminó convertirlo en un libro de memorias con el que espera inspirar a quienes viven una historia similar y ayudarlos a que nunca se rindan.
Lenta recuperación
Regresó a la universidad, comenzó a tener amigos verdaderos y a rodearse de personas que la apoyaban. La recuperación fue lenta y asegura que no habría sido posible sin su hermana menor, que se convirtió en su modelo a seguir y le ayudó a entender el significado de ser "saludable" y "normal".
Una lucha diaria
Brittany aún trabaja en su recuperación cada día para sentirse mejor con ella misma. Ahora sabe como transformar su sufrimiento en poder y cómo no rendirse ante las dificultades. Una lucha, en definitiva, que sabe que no termina y que espera poder ayudar a quienes sufran algo parecido con su libro "Seguridad en números: De 56 a 221 libras, mi batalla contra los desórdenes alimenticios", que se publicará el próximo mes de enero.