Hoy en día parece que todo el mundo vive a las carreras. Las ganas de salir adelante, la competencia y el estrés está afectando tanto a los adultos como a los niños. Hay mucha presión para producir resultados de mejor calidad en menos tiempo y por ende todos tendemos a concentrarnos única y exclusivamente en lo nuestro. Normalmente descuidamos las necesidades de los miembros de nuestra comunidad, porque no tenemos tiempo. El círculo vicioso tiene que parar y hay que enseñarles a nuestros hijos a tener los ojos abiertos y a actuar generosamente con el prójimo. Sigue los siguientes ejemplos con tu familia para que tus días sean más emocionalmente valiosos.
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Ayuda a un anciano a cruzar la calle
Aunque te demores unos segundos más, ayuda a un anciano o un ciego a cruzar la calle. Tus hijos no van a hacerlo solos al menos de que vean el ejemplo.
Brinda la silla en el bus
Sé que los niños siempre quieren encontrar una silla en el bus o el tren. Si la distancia es corta, enseña a tu pequeño a ofrecer la silla a alguien que realmente la necesite.
Abre la puerta de un almacén
Abre la puerta para que una mamá con un coche o alguien con muchas bolsas pueda entrar sin problemas. Algo muy sencillo que se ha perdido porque siempre estamos de apuros.
Regala el taxi a alguien con muchos paquetes
Probablemente te vas a demorar unos minutos más para llegar a tu destino final, pero vas a ayudar a alguien en problemas. Es bueno que tus hijos aprendan estas lecciones antes de la adolescencia.
Dile "hola" a un anciano
Muchos ancianos duran semanas sin hablar con nadie. Un saludo no es nada ni para ni tu familia, pero mucho para los ancianos. Le dices que no son unos seres invisibles.
Ofrece tu puesto en el avión
Si no te esperan en tu destino final, ofrece tu espacio en el avión a alguien que se haya quedado por motivos de la aerolínea. Muchas veces las empresas ofrecen paquetes especiales como incentivos para los que ofrezcan sus puestos.
Regala el turno en la línea rápida
Si alguien después de ti tiene menos ingredientes, es una mamá con niños pequeños o un anciano, cede tu turno en la fila. Tus hijos serán testigos de la felicidad del extraño.
Ofrece un piropo en un almacén
Cuantas veces no has estado en un almacén viendo a una mujer probarse un vestido y crees que le queda bien. ¿Por qué no decirlo en voz alta? Imagínate cómo te sentirías si alguien lo hiciera contigo.
Corta la grama de tu vecino
En lugar de quejarte que tu vecino nunca corta la grama o limpia la nieve, convida a tus hijos que te ayuden a hacerlo. Seguramente tu vecino no tiene el tiempo o el dinero para limpiar el frente de su casa.
Ayuda a un extraño a cargar los paquetes
Ves que la persona está en apuros tratando de caminar con los paquetes, ofrece tu ayuda que te lo agradecerán. Sólo tienes que preguntar.