Niño “muere” congelado y lo resucitan después de 101 minutos

Los milagros existen.Y la historia que te voy a contar es prueba de ello. Por fortuna ni los padres del pequeño Gardell Martin ni los paramédicos, médicos y enfermeras que lo atendieron se dieron por vencidos y gracias a ello y a la fortaleza de este pequeño héroe de apenas 22 meses, la historia que te voy a contar es una historia de esperanza e inspiración.

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Gardell y sus dos hermanitos estaban jugando en el patio de su casa cerca de Mifflinburg, en Pensilvania. Por supuesto todo estaba helado afuera. Y en una de esos momentos en que todo puede suceder, el pequeño cayó en el arroyo que corre por detrás de la casa y fue arrastrado por la helada corriente.

Al percatarse de que Gardell había "desaparecido" su hermano de 7 años corrió a su casa y gritando le avisó a su mamá quien de inmediato llamó al número de emergencia 911 para pedir auxilio.

Mientras llegaban los paramédicos los hermanos adolescentes de Gardell encontraron su cuerpecito atratado entre una ramas. Como pudieron lo sacaron del agua.

Cuando llegaron los paramédicos encontraron el cuerpo inerte y helado de la criatura. No tenía signos vitales. Ni pulso siquiera. Estaba, literalmente, muerto. Pero siguieron el protocolo médico y no se dieron por vencidos. Le hicieron resucitación cardiopulmonar (RCP o CPR por sus siglas en inglés) por una hora.

La primera vez que le tomaron la temperatura el termómetro marcaba 77F, 20 grados por debajo de lo normal. Lo suyo era un cuadro de hipotermia así que decidieron calentarlo mientras lo resucitaban. Cuando la temperatura subió a 82F el niño recuperó el pulso y los paramédicos sintieron que sus esfuerzos estaban dando resultados.

Siguieron haciéndole RCP. Todo el proceso duró 1 hora y 41 minutos. 101 minutos en total. Se dice fácil. No me imagino la angustia de Rose, la mamá de Gardell y de los paramédicos.

El niño llegó con vida a la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital de Niños de Danville, donde lo estaba esperando un equipo de 31 médicos y enfermeros. Su recuperación ha sido extraordinaria en todo sentido, no sólo por lo rápido del proceso sino porque hasta ahora, gracias a Dios, no hay rastro médico de lo que le ocurrió. Ya fue dado de alta y está en su casa como si nada.

Imagen vía Marshal R. Carp/Twitter