Te soy sincera, no soy para nada una fan de los selfies porque me parece que son muy egocentristas. Entiendo los selfies promocionales de las mujeres que representan o patrocinan marcas o productos de belleza, pero los que son por pura y física vanidad casi no. Los selfies de Eva Rut Gunnlaugsdottir, una mujer de 35 años, de Islandia fue lo único que la ayudó a perder peso. La obesa mujer estaba tan disgustada con su aspecto físico en sus fotos que logró perder 110 libras simplemente montando una foto en las redes sociales todos los días.
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La mamá de dos niños siempre fue gordita y aumentó más de pesó después de que nació el segundo. Eva pesaba 268 libras en enero del 2014 y hoy la mujer pesa 158 libras. ¡Impresionante! La trasformación de esta madre es única y admirable porque lo hizo sola simplemente con la ayuda de la cámara de su teléfono celular. Eva recuerda que se tomó un selfie una tarde para molestar y terminó sintiéndose tan mal con su apariencia que decidió tomarse uno todos los días y cambiar sus hábitos alimenticios.
Dejó de comer chucherías entre comidas y limpió la cocina de todo tipo de alimentos compuestos de grasas saturadas. Empezó a cocinar su propia comida porque hasta ese momento únicamente comía comida grasosa de la calle y comida rápida. Fue al supermercado y compró frutas, verduras, granos y harinas de trigo. Tomaba sopa en el almuerzo en lugar de pizza o sándwiches con carnes procesadas y empezó a ver la transformación.
Eva dice que los selfies fueron los que la ayudaron a adelgazar y a transformar su vida porque cada vez que se sentía desmotivada miraba una de las fotos donde estaba bien obesa. Esta mujer es digna de admiración porque ella comprueba que para bajar de peso lo único que hay que tener es motivación y persistencia. Eva está feliz con su nuevo cuerpo y nueva vida y se ha vuelto en una amante de los selfies. Si ella lo hizo también lo puedes hacer tú.
Imágenes vía iStock, Eva Rut Gunnlaugsdottir /Facebook