Con tan sólo 32 años los médicos le dijeron a Tallula Douglas que no iba a vivir más allá de los 40 porque estaba muy obesa. Su adicción a la comida chatarra la estaba matando. Pesaba 336 libras y estaba sufriendo de presión arterial alta, colesterol alto, dolores articulares intensos y tenía la azúcar muy alta. La joven mamá de tres niños pequeños, incluyendo a una recién nacida sabía que tenía que tomar las riendas de su vida y dejar de comer para salvar su vida. En menos de dos años, Tallula perdió impresionantemente 182 libras y todavía quiere perder más.
Lee más en ¿Qué más?: Rebajó más de 100 libras gracias a un mensaje de su papá muerto
Tallula siempre fue una niña gordita y en la medida que iba creciendo, la comida se convirtió en una adicción. Era lo único que la hacía sentir bien cuando enfrentaba una adversidad. Ella, literalmente, se comía sus sentimientos. Culpa al peso por su divorcio ya que había perdido el respeto a sí misma y se sentía avergonzada de su apariencia física. Tenía muy poca autoestima y comía chatarra porque sentía lástima de sí misma. Tallula nació con el gen de las células falciformes y sus dos hijos heredaron la condición.
Su segundo hijo nació con la enfermedad y tuvo que permanecer en el hospital mientras se sometía a un tratamiento. El estrés de tener a su recién nacido enfermo hizo que Tallula comiera más chatarra. Se sentía mal porque no cabía en la cama del hospital y no podía abrazar a su bebé. Se había embarcado en el camino de la autodestrucción y no sabía cómo empujar el freno hasta que dio a luz a su tercer hijo. Recuerda con horror el momento en que su recién nacida se estaba ahogando con la leche materna y se sintió muy culpable. Supo que había comido algo malo que le causó el ataque a la bebé.
Después de que llegó la ambulancia y salvaron a su bebé, la mamá llamó una amiga e inicio el proceso de bajar de peso. Aprendió a comer sanamente y eliminó la comida chatarra. Se hizo miembro de un gimnasio y empezó a hacer ejercicios todos los días. Su transformación es impresionante porque lo hizo por su cuenta. El amor que sentía por sus hijos era todo lo que necesitaba para cambia. Ella pasó de no ser capaz de entrar a la bañera a irse de viajes con sus tres hijos. Está feliz porque le está dando un mejor futuro a sus hijos; les está enseñando a valorar salud y sus cuerpos.
Imágenes vía iStock, Mail Online