Te tengo una historia que te hará sonreír y a la vez sorprenderte. Y se trata de lo que una simple bolsa de plástico, como las que usamos para guardar los sándwiches, puede hacer para salvarle la vida a alguien.
Como se te cuento, una bebita que nació prematuramente, tuvo que ser envuelta en una bolsa resellable de plástico para poder sobrevivir. La manera en la que esto representó la diferencia entre la vida y la muerte para ella es absolutamente increíble. Prepárate por que si antes no creías en los milagros, esta historia cambiará tu perspectiva…
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Emily es una bebita que nació justo a las 24 semanas de gestación, pesando poquito más de 1 libra y convirtiéndose en la bebe sobreviviente más prematura de la historia de Gran Bretaña.
Resulta que la madre, un día antes de dar a luz, recibió inyecciones de esteroides para acelerar el crecimiento de los pulmones de la bebé debido a que la fuente ya se había reventado. Al día siguiente, la madre sufrió contracciones y regresaron al hospital.
En el trayecto la bebé estuvo a punto de nacer, dicen que hasta uno de su piecitos podía verse asomado, la madre desesperada pudo llegar al hospital donde literalmente un minuto después dio a luz.
Ahí comenzó la aventura, por su diminuto tamaño decidieron crear un ambiente muy parecido al del vientre de su madre y la cubrieron con una bolsita de plástico resellable, muy parecida a las que compramos en el súper.
Una técnica que simulaba el calorcito del vientre materno y que le ayudo a mantener la temperatura corporal.
Pasaron meses antes de que los padres de Emily pudieran siquiera tocarla, se realizaron dos transfusiones de sangre y vivieron semanas de angustia frente a la incubadora. Las buenas noticias es que la bebé ya salió de peligro y podrá irse a casa con sus papás y sus tres hermanas justo el día que estaba programado el parto.
Qué maravilla, aun cuando la naturaleza pareciera no estar de nuestro lado, finalmente la fe lo supera todo y nacen esos milagros con nombre y apellido, como el de esta belleza ¡Emily Cressey!
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