La mala suerte: ¿Martes o Viernes 13?

Los latinos estamos fritos con esto de los días de la mala suerte. Lo digo porque yo no puedo evitar sentir un escalofrío cuando el calendario cae en un Martes 13, fueron demasiados años durante los que escuché decir: "Ni te cases, ni te embarques, ni de tu casa te apartes". Para rematar, acá el problema es con los Viernes 13.

Como siempre me han llamado la atención estas diferencias culturales, me puse a investigar la causa de esta disparidad, entre muchas otras que hay entre los latinos y los anglo. ¡Menos mal que estaba sentada cuando la encontré, porque si no me hubiese caído de la sorpresa!

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Lo digo porque esta costumbre de tenerle miedo al número 13 y la diferencia entre martes y viernes viene desde hace muchísimos años.

La superstición del día de la mala suerte en la cultura hispana es producto de la combinación de dos elementos. El día martes fue señalado como fatal desde el martes 29 de mayo de 1453, cuando cayó la ciudad de Constantinopla, un hecho histórico considerado catastrófico para las culturas hispanas.

Luego, desde tiempos antiguos hay aversión al número 13. Fíjate que en la Última Cena de Jesucristo se habla de 13 comensales: Cristo y los 12 apóstoles, así queda Judas como el décimo tercero. En el Apocalipsis, el capítulo 13 corresponde al anticristo y a la bestia. También una leyenda escandinava cuenta que, según la misma tradición, en una cena de dioses en el Valhalla, Loki, el espíritu del mal era el 13º invitado. En el Tarot, este número hace referencia a la muerte y a la desgracia eterna y para otra vida.

Además, la leyenda dice que un martes 13 se produjo la confusión de lenguas en la Torre de Babel, cuando se mezclaron las lenguas.

Enn los países anglosajones, la tradición de considerar el viernes 13 como un día de mala suerte data el viernes 13 de octubre de 1307. En esa fecha la orden de los Caballeros Templarios fue perseguida por la Santa Inquisición, arrestándoles masivamente esa misma noche en Francia, principalmente en París. Muchos fueron asesinados o condenados a la hoguera, en una matanza colectiva. 

No es que yo sea demasiado supersticiosa. La verdad no le presto demasiada atención a estas cosas, pero, no sé, hoy voy a andar con más cuidado que de costumbre.

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