Christina Cooper tiene el cielo ganado. Trabaja en La Torreta Lake Resort en Montgomery, Texas y es la artífice de un pequeño milagro. De uno de esos gestos que te reconcilian con la naturaleza humana, te devuelven el optimismo y te hacen pensar que sí hay gente buena capaz de correr la extra milla para devolverle la sonrisa a una niña. Cuando te cuente lo que hizo Cooper, me darás la razón y prepárate porque a lo mejor y hasta derramas tu lagrimita.
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A Reagan Porter, un niña de 7 años de Eden Prairie, en Minnesotta, se le olvidó su ovejita de peluche "Lambie" y su adorada cobijita en el resort donde estaba de vacaciones con sus padres y donde trabaja Cooper.
Cuando se percataron del olvido, los papás de Reagan llamaron de inmediato al resort. A Cooper le llegó el reporte de la llamada, buscó donde guardaban los objetos perdidos, fue a la habitación donde se hospedaron los Porter, pero ya las mucamas había hecho su trabajo y nadie sabía nada ni de Lambie ni de la frazada de Reagan.
Ya te podrás imaginar el drama para esta familia. Y cuando digo drama, lo digo en serio. Mi hijo mayor jugó hasta hace poco con un muñequito, que no es de peluche, pero que está hecho de piezas de Bionicle (de Lego), y que lo acompañó desde que tenía 5 años. Tuvo que reemplazar algunas piezas y en algunos casos volver a construir el muñequito completo. Y no quiero imaginarme que hubiera pasado si lo hubiera perdido.
Mi hijo menor dejó una vez a Ruffus, su perrito de peluche en un hotel en La Jolla, y a mí no me tembló el pulso para manejar una hora de vuelta e irlo a buscar, de sólo ver a mi chiquito llorando como si se le hubiera muerto alguien.
Pero el caso de Reagan fue peor: porque perdió a su Lambie y también su cobijita. Sus dos objetos más queridos, esos que confortan a nuestros chiquitos y que les dan seguridad y confianza. Así que Cooper se dio a la tarea de seguir buscando y un mes más tarde encontró en el cuarto de limpieza a la ovejita con la frazada. Buscó en los reportes de llamadas y encontró la llamada de los papás de Reagan reportando la pérdida y decidió llamarlos de inmediato para darles la buena nueva.
Les pidió la dirección y sin pensarlo dos veces escribió una tarjeta en la que se leía "Te extrañé, te quiero y estoy feliz de verte", como mensaje de Lambie a su dueña. No me puedo imaginar las lágrimas de felicidad de Reagan cuando abrió la caja y encontró a Lambie, su cobijita y la nota escrita por Cooper.
Imagen vía kvue.com