Ya llevo tanto tiempo viviendo en los Estados Unidos que ya no sé distinguir cuando mi actitud y comportamiento es diferente al de las gringas porque soy Latina; por la manera de que fui criada; o por mi manera de ser. ¿Te pasa a ti? La mayoría de las latinas son normalmente educadas para que sean colaboradoras y casi siempre piensan que las necesidades de la familia y de la comunidad son muy importantes y tal vez incluso más importante que las necesidades personales. No sé si mi tendencia de ayudar a un extraño que está sufriendo es debido a mi cultura o de la manera en que fui criada.
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El verano pasado, mi madre que se encontraba de visita en nuestra casa en New Rochelle, Nueva York, se acercó a ayudar a un vecino que se encontraba botado en la calle a causa de una enfermedad que le impedía levantarse y caminar bien. Ella estaba haciendo su caminata de ejercicio diaria y se detuvo para ayudarlo y darle su apoyo. Ella me contó como los coches, corredores e incluso un motorista al que pidió que le ayudara para levantar del suelo al caballero, desaceleró pero no se detuvo. Tuvo que llevar básicamente al hombre acarreándolo a su casa que quedaba a una cuadra de distancia.
Esta semana encontré a un hombre sentado en el suelo sobre el paso elevado en la estación de tren de New Rochelle, estaba totalmente incoherente y echando espuma por la boca. Yo me encontraba al final del grupo de personas que salen del tren. Inmediatamente llamé al 911 y espere a que la policía llegara. ¡Nadie más se detuvo para ayudarlo! El hombre no tenía el tipo del suburbano típico de Nueva York–era alto, vestido con ropa de calle, afroamericano con el pelo rizado. El hombre que me ayudó fue un hombre típico suburbano blanco y de mi barrio. Así que no creo que sea cosa de raza o de clase. ¿Me pregunto si esto sucedería en Chile también?
A veces me siento como que he idealizado mi patria y mi cultura y pienso que tal vez esto es sólo acerca de la sociedad en que vivimos, todo el mundo vive de prisa sin importarle mucho lo que sucede a su alrededor y con temor a que si ayudamos pueda ser culpado de un mal comportamiento.
Le hablé a mi mama que vive en Chile todavía sobre este tema y ella me respondió, "Mi amor, esto no solo pasa en los EEUU. Se trata de la sociedad en que vivimos, ahora se valora más las cosas materiales que la vida humana y nos hemos alejado de Dios. Y lo más malo es que la situación está empeorando con los jóvenes porque la tecnología los está consumiendo. Yo creo que el colaborar ahora depende mucho de cada individuo." ¡Mi mamá es tan sabia!
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