Mithilesh Chauhan es un milagro. Un milagro de amor. Un milagro de Dios. Nació en octubre pasado cuando apenas tenía siete meses de gestación. A su mamá, Aruna Chauhan se le adelantó el parto y Mithilesh llegó al mundo pesando apenas 3 libras con 3 onzas. Cuando en el Alliance Hospital de Mumbai, en la India les dijeron a Alina y a su esposo que el niño debía permanecer en la unidad de cuidados intensivos, no sólo por su bajo peso, sino porque en su estado era proclive a infecciones.
Aruna y su esposo Ramseh se encontraron frente a la disyuntiva de sus vidas. No tenían los medios para pagar los gastos de la terapia intensiva. De hecho, para pagar los gastos del hospital tuvieron que pedir dinero prestado y endeudarse. No quiero imaginarme la desesperación de estos padres.
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Aruna y Ramseh fueron entonces a buscar ayuda en un hospital público, pero las listas de espera para la unidad de cuidados intensivos eran kilométricas y Mithilesh no podía esperar.
Fue entonces cuando ocurrió el milagro. Le pidieron a uno de los doctores del Alliance Hospital que los ayudara así fuese con un tratamiento no convencional, cualquier cosa con tal de que Mithilesh se salvara.
El doctor les dijo que intentaran poner a la criatura en una neverita que tuviera huecos de ventilación y que para mantener a Mithilesh a una tempratura soportable, encendieran una lámpara con una bombilla de 60 vatios.
Y el doctor les dijo la verdad: que era mejor hacer eso a no hacer nada. Ramseh se fue al mercado de pescadores más cercano y se hizo de una pequeña cava de anime a la que le hizo unos huequitos.
Cuando Mithilesh fue dado de alta del hospital, sus papás lo metieron en la neverita con hielo y le pusieron la bombilla. Cuenta Aruna que cada dos horas lo sacaban de la cava para tomarle la temperatura y que aunque no sabía si el experimento que estaba haciendo con su hijo era lo correcto o si daría resultados, no tenía otra alternativa.
Así pasaron cinco meses. Cinco largos meses en los que Aruna no se separó de Mithilesh, quien permaneció en la cava con hielo. Así fue como gracias al amor incondicional y a los cuidados de su mamá, Mithilesh se convirtió en un milagro. Sobrevivió. Ahora sólo le falta ganar más peso. Y por lo mismo fue internado en el Hospital de Niños de Wada, sin costo alguno para su familia.
Imagen vía Corbis