Como madres siempre estamos enseñando e inculcando valores a nuestros hijos. Les hablamos de compasión, humildad, solidaridad, servicio, gratitud y liderazgo, entre otros. Esperamos que ellos apliquen estos atributos cuando se presente una situación que lo requiera. Esperamos que tengan los ojos abiertos y la astucia para enfrentar una injusticia. Y sobre todo deseamos que nuestros hijos sean vanguardistas y agentes de cambio.
Y si de cambio hablamos tenemos que mencionar a Cayden Taipalus que con sólo 8 añitos revolucionó el sistema de almuerzos en su escuela.
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Cayden se dio cuenta que su amigo tuvo que cambiar su almuerzo caliente por un sándwich de queso frío porque debía dinero en su cuenta. El distrito escolar de Howell, Michigan vende almuerzos calientes a sus estudiantes siempre y cuando las cuentas estén al día y no tengan saldo.
A Cayden le pareció injusto que su amigo no pudiera disfrutar del mismo almuerzo y apenas llegó a su casa decidió ponerse a trabajar para buscar una solución al problema.
Con la ayuda de su mamá, Amber Melke-Peters, ellos comenzaron a coleccionar y a cambiar latas y botellas de plástico y a pedir donaciones a sus amigos y vecinos. El producto de su trabajo generó $64 los cuales fueron suficientes para comprar 150 almuerzos.
La generosidad de Cayden fue notada por una estación de radio local la cual habló de la hermosa hazaña del niño. La historia conmovió los corazones y despertó la generosidad de los oyentes. Cientos de personas en Los Estados Unidos y alrededor del mundo expresaron su deseo de ayudar y de contribuir a la hermosa causa.
Hasta el momento Cayden y su mamá han recolectado casi 15 mil dólares y han podido financiar tres escuelas diferentes. Ellos quieren depositar dinero en las cuentas escolares para asegurarse de que puedan financiar almuerzos para todos los niños en el futuro.
Es gratificante ver como un niño local sin pretensiones fue capaz de generar tanto cambio en tan poco tiempo. Hay que seguir el ejemplo de Cayden y su mamá y estar más atentos a las necesidades de otros. Esta historia comprueba que todo cambio empieza por cosas muy pequeñas. Me siento muy orgullosa de Cayden y, gracias a él, muchos niños del distrito van a poder disfrutar sus almuerzos calientes aunque sus padres no los puedan pagar.
Imagen vía Fundrazr.com