No termino de entender cuál es la manía que tenemos el común de las mujeres, de dejar en manos de otro los asuntos de dinero. Es como si le tuviéramos alergia más que a la plata (que a todas nos gusta gastar), a las finanzas. Como si tener un presupuesto, saber qué entra y qué sale, qué se paga primero y qué se paga después, fuera cosa de hombres. Y salimos del ala protectora de nuestros padres y nos cobijamos bajo el ala, a veces no tan protectora y sabia, de los maridos.
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Hace poco le pregunté a una amiga cuánto pagaba por la hipoteca de su casa y su respuesta fue: "la verdad es que no tengo idea, porque tu sabes que de esas cosas se encarga Alfredo". Me quedé de una pieza. Entre otras cosas porque ella y Alfredo trabajan juntos y tienen un negocio en el que ¡son socios!
Como mi amiga, son muchas las mujeres que no tienen una cuenta de banco propia, sino que están en las cuentas en las que el titular es el marido, tienen las tarjetas de crédito suplementarias que les da el esposo y no saben leer un balance de una cuenta corriente.
Yo en cambio creo en la importancia de la independencia financiera como mecanismo para ser mejor persona, mejor mujer y mejor esposa. He visto muchos matrimonios en los que la mujer no trabaja porque se dedicó a la casa y a criar a los hijos, y el hombre les asigna una mesada, como si se tratara de un hijo, o de alguien "inferior" a él.
He visto muchas mujeres que para hacer cualquier gasto extra, tienen que pedirle dinero al marido controlador que precisamente ejerce su control a través del dinero. He visto muchas mujeres que no se divorcian porque no trabajan y les aterra no tener un marido que las mantenga.
He visto mujeres que cuando se enferman es cuando vienen a enterarse que no tienen seguro médico. O a quienes los maridos las dejan y después del divorcio es que se dan cuenta de que no tienen un centavo.
Yo de feminista no tengo un pelo. A mí me encanta que me abran la puerta, me cedan el paso, me regalen flores sin motivo y me paguen la cuenta cuando me invitan a cenar, prefiero que llamen a llamar y no salgo de mi casa si quien me invita no me viene a buscar. Pero creo que lo cortés no quita lo valiente y a mí me gustan las cuentas claras, tanto como me gusta el chocolate espeso.
Por eso creo que aún y cuando en pareja se compartan los gastos, como debe ser, también como mujeres debemos abrir y preservar una cuenta personal y ejercer nuestro derecho a manejar nuestro propio dinero.
Cuando tienes esa independencia, difícilmente un hombre te va controlar y a decirte lo que tienes que hacer. Y si lo intenta, tienes opciones distintas a seguir "aguantando" como hicieron muchas de nuestras abuelas y mamás.
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