Hay seres humanos que tienen la fortuna de irse de este mundo habiendo cumplido su último deseo. Tal es el caso de Scott Nagy, un ejemplar padre de Ohio, de 56 años, que tuvo la dicha de llevar a su hija hasta el altar, antes de morir de cáncer, el lunes pasado en el Hospital Universitario de Cleveland, como relata un informe de Yahoo.com.
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Lo más conmovedor de esta historia, es que el señor que quedó inmovilizado en una camilla desde el mes de agosto, le había prometido a Sarah, su única hija, en marzo, que no se iría de este mundo sin acompañarla hasta el altar. Y a pesar del notable deterioro en su salud, este entregado padre, luchó hasta el final para cumplir su promesa.
El 12 de octubre, en una ambulancia, Scott Nagy, arribó a la ceremonia que tuvo lugar en la Primera Iglesia Luterana Evangélica en Ohio. Luciendo un esmoquin y con una gran sonrisa, este ejemplar padre, tomó a su hija del brazo, olvidándose de la camilla que lo llevaba y que se interponía entre ellos. Bastó la alegría de su hija para que, tan solo por un instante, padre e hija olvidaran que pronto tendrían que despedirse para siempre.
"Cuando salí y lo vi, no pude pensar, no pude concentrarme", dijo Sarah Nagy, a ABC News. "Ahí estaba mi papá sentado con un esmoquin, luciendo increíble y preguntando por qué estaba llorando". Fue entonces cuando Scott Nagy le dijo a su hija, con una entereza admirable, que se limpiara las lágrimas porque ése debía ser un día feliz y no iban a llegar al altar llorando.
Esa fue la última enseñanza que Sarah obtuvo de su padre. Y es que, tan sólo tres semanas después, Scott Nagy, tristemente perdió la batalla contra el cáncer de uretra que le fue diagnosticado en el 2012. Aunque en un principio, éste estaba respondiendo de manera favorable al tratamiento, a finales de agosto, su salud empeoró y le dieron pocas esperanzas de vida.
Tras la devastadora noticia, Sarah, quien se había comprometido en febrero y pensaba casarse en el 2014, decidió adelantar la boda para este otoño. Y fue así como no sólo su familia, sino algunos miembros del hospital en el que era atendido Scott, pusieron manos a la obra para que padre e hija pudieran cumplir su tan anhelado sueño.
¡Qué linda historia! Aunque debe ser sumamente doloroso para esta familia haber perdido a un ser querido, al mismo tiempo es alentador saber que este gran hombre hizo todo lo posible para ver sonreír a su hija por última vez, haciendo a un lado sus propias dolencias ¡Eso es amor! Ojalá que este gran ser humano ya esté descansando en paz y cuidando desde arriba a su querida hija.
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Embedded content: https://www.youtube.com/watch?v=e6a3fxznw_g
Imagen vía YouTube/ABC News